jueves, 29 de enero de 2009

LAS CIGÜEÑAS DE MORERUELA

Una vez más vamos a hablar sobre Moreruela, el Monasterio Cisterciense más antiguo fundado en la península Ibérica (año 1131), convertido en ruinas en el siglo XIX con la desamortización y casi en el mismo estado de abandono desde entonces.
Pero hoy lo vamos a hacer acompañando a la abundante colonia de cigüeñas que desde hace ya muchos años se ha instalado sobre sus ruinas. Ellas van a ser las protagonistas. Algunas, cuando llega el momento de emigrar, ya no se van, porque se encuentran a gusto. Las que sí lo hacen, al regresar e instalarse allí, observan que año tras año, todo sigue igual, que nada se ha hecho o muy poco por consolidar o restaurar estas importantes ruinas. Al llegar, eligen el lugar apropiado y más a su gusto, para construir sus nidos.
Unas lo hacen en los altos y gruesos muros de los claustros, de la hospedería o de otras dependencias. Otras prefieren la Espadaña, está más elevada y desde allí pueden contemplar más espacios ruinosos: las plantas de la iglesia y de los claustros, ventanas y puertas, la cerca del monasterio y sus alrededores, etc. Pero también pueden admirar los ábsides y toda la belleza que encierran. Esto es lo único restaurado y que merece todo su respeto.
Algunas prefieren hacer los nidos fuera del recinto del Monasterio, sobre alguna casa abandonada o en transformadores, postes o torretas del tendido eléctrico. Estas cigüeñas prefieren ver las ruinas desde más lejos, se lamentan de su situación y no quieren contribuir a hacer más daño.
Hubo un año en el que una pareja quiso hacer el nido sobre lo que queda de la Sala Capitular, en el antiguo Claustro de Monjes, pero un leve movimiento, originado al colocar los materiales necesarios para la construcción del nido y la caída de algunas piedras, las hizo desistir y cambiaron de lugar. Además no estaba muy elevado. Desde entonces la Sala Capitular ha ido a peor y queda poco para su destrucción total, pero ellas no tienen la culpa.
El guarda del Monasterio las tiene controladas y no les permite, con razón, construir nidos en aquellos lugares peligrosos para ellas y para las ruinas, porque puede haber desprendimiento de piedras o caerse paredes de indudable interés artístico o histórico y con ello podía peligrar su vida y colocarse todavía en peor situación las ruinas. Y ruinas sobre ruinas es todavía más lamentable. Es admirable el entendimiento y la comprensión que existe entre ambos. Ellas le conocen muy bien; todos los días lo ven y no quieren enfrentamientos. El, por su parte, las tiene controladas; el tiempo que dedica a la vigilancia de las ruinas del Monasterio se lo permite; sabe cuántas parejas anidan (este año son 22), cuántas se van o emigran y cuántas se quedan a pasar el invierno. Y hasta lleva el control de sus crías.
El único enfrentamiento con él fue cuando un par de parejas quisieron anidar sobre los tejados de los ábsides
-De ninguna manera, aquí no, –les dijo el guarda- esto está reparado y se puede ensuciar y volver a deteriorar. Además es lo más bello del conjunto.
En verdad, son los ábsides, junto con la girola, el crucero de la Iglesia y algunas dependencias del claustro lo más antiguo del Monasterio y lo que más se conoce y, en parte, lo que mejor se conserva. Pilares, columnas, ventanas , algunas puertas, decoración variada, etc., incluso las marcas de los canteros, son el atractivo para los visitantes, que, al ver esto, se imaginan la belleza e importancia que tendría todo lo demás, todo el conjunto, si no estuviese en ruinas.
Ellas, las cigüeñas, como siempre, de acuerdo con las indicaciones del guarda, se asentaron en otro lugar, pero no lejos de aquí, pues también quieren ver a los visitantes y que ellos las vean a ellas, al mismo tiempo que contemplan los ábsides.
No hace mucho tiempo que llegaron a Moreruela unos biólogos con la intención de conocer la población de cigüeñas allí establecidas y lógicamente comenzaron a contar los nidos existentes, con sus parejas y sus crías. Con frecuencia perdían la cuenta, porque, en algunos momentos, más que los nidos, les llamaban la atención y les causaban sorpresa algunas de sus piedras y demás restos del antiguo cenobio Pero ellos tenían que cumplir con su misión y saber cuántas cigüeñas había, aunque también se diesen cuenta de lo que es el abandono, la dejadez, la desidia, la incultura etc., pues de todo hay un poco en Moreruela.
En Moreruela hay vida, existe vida, la vida que dan las cigüeñas que allí habitan, el guarda que con paciencia y esperanza cuida las ruinas y los visitantes que acuden de todas las partes. Pero falta la vida que hace crecer, desarrollarse y cambiar de aspecto. Aquí se trataría de la consolidación de las ruinas y de la reconstrucción de muchas de las dependencias y su dedicación a otros usos. Hay que proteger esos muros, plantas de la Iglesia y de los claustros, arcos, salas, puertas, ventanas, piedras con y sin marcas de cantero, capiteles, etc., etc. Es tarea ardua, pero posible. Actuaciones más difíciles y costosas se han llevado a cabo en otras regiones de España y algunas incluso en nuestra Comunidad. Los Grupos de Acción Local y Desarrollo Rural de todo el Norte de Zamora y también del Sur, ¿Por qué no?, la Diputación, la Junta de Castilla y León y por supuesto la ayuda del Estado y de la Unión Europea, deben unirse para conseguir la transformación y el cambio en Moreruela y su entorno. Todos juntos conseguirán los recursos suficientes para salvar Moreruela. La cosa es seria y urgente. Moreruela debe ser un proyecto conjunto, necesario, como algunos otros, para el progreso y desarrollo del Oeste de Castilla y León. La futura autovía “Vía de la Plata”, que pasaría no lejos de Moreruela contribuiría también a ese desarrollo. Ya es hora de que toque a Moreruela.
Pero hasta que ese momento llegue tendremos que vigilar, defender y dejar en paz a las cigüeñas, que además son especie protegida y están allí a gusto y sin molestar a nadie. Ellas no saben de ruinas, ni de monjes, ni de claustros, salas capitulares, Iglesias, ábsides, hospedería, espadañas etc. Solamente que están a gusto sobre sus muros, rodeadas de dehesas con encinares, muy cerca de valles en donde encuentran suficiente comida y no lejos también del río Esla.
Ellas quieren que haya vida donde sólo hay ruinas, destrucción y abandono.
Los Amigos del Patrimonio quieren lo mejor para Moreruela, Monasterio Cisterciense del siglo XII y también para la cigüeñas que allí viven. Toda es compatible.
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Publiqué este artículo en el semanario La Voz de Benavente y Comarca el 22 de Abril de 2004, pocos días después de visitar las ruinas del Monasterio en un viaje realizado por la Fundación Amigos del Patrimonio de Castilla y León.

Reportajes en La Voz de Benavente y Comarca durante el mes de Enero de 2009

3 de Enero.- Artesanía de jublados. Vicente López, de Arcos de la Polvorosa.
10 " .- Recuerdos del Ayer (1). Religiosidad popular.
17 " .- Recuerdos del Ayer (2). Religiosidad popular.
24 " .- Artesanía de jubilados. José Antonio Román, de Colinas de Transmonte.
31 " .- Artesanía de jubilados. Ángel Mañanes, de Benavente. El chapista y sus aficiones.

POR SAN BLAS SON NUMEROSAS LAS CIGÜEÑAS QUE LLEGAN A LOS VALLES DE BENAVENTE


Torreta de tendido eléctrico en Quiruelas de Vidriales


Poste de luz en San Miguel del Esla


Ermita en ruinas de Cabañas de Tera


Chimenea de antigua fábrica en Benavente



Chopos de Barcial del Barco




Castilla y León es una de la regiones elegidas por las cigüeñas para pasar los meses del estío o aquellos en los que el tiempo es propicio para ellas. Cada año vienen más, e incluso algunas no se van sino que siguen por estas tierras durante los meses fríos, pues encuentran clima y alimentos a su gusto. Es evidente que el cambio climático ha hecho que una parte de la población de cigüeñas se haga estable y permanezca en invierno en las zonas más cálidas de nuestro país.
La cigüeña ha convivido con la gente de los pueblos, que han sabido respetarla y hasta atenderla en momentos de necesidad y agobio para ella. Y casi siempre ha sido así, aunque no fuese, como en la actualidad, un ave protegida. El mayor peligro para su vida y supervivencia no han sido ni son las personas, sino más bien los accidentes que sufren al chocar en su vuelo con líneas eléctricas no aisladas, o los riesgos derivados de las actuales campañas químicas antiplagas.
Su llegada sirve para anunciar algunos cambios en la meteorología invernal. Solían hacerlo en torno a San Blas, lo que originó uno de los refranes más conocidos que existen: Por San Blas la cigüeña verás y si no la ves mal año es, con algunas variantes como Por San Blas verás las cigüeñas volar y si no las vieres, año de nieves.
Es un ave de buen agüero, anunciadora o precursora de buenas nuevas y símbolo del nacimiento de los hijos. En torno a las cigüeñas se mantiene un curioso aura de fidelidad a la pareja, pues así viven, se esperan y se respetan, aunque entre ellas también surjan disputas y discusiones, algunas incluso graves. Y hasta se les aplica la leyenda de que ellas son las que traen los niños de París. Fábula ésta procedente de Europa Central inspirada en el afán que ponen las cigüeñas en cuidar de sus crías. Es un ave monógama, que se desvive por su familia y prepara su nido durante años con gran dedicación. Los romanos las consideraban pájaros sagrados, protectores de la mujer, el matrimonio, el parto y los recién nacidos.
¿Por qué traen los niños de París?. Esta leyenda se extendió gracias a una pareja que anidaba en el tejado de una casa y que, en vez de emigrar a África, como casi todas, lo hacían a una región próxima a París. El día que regresaron al nido el matrimonio que vivía en la casa tuvo un bebé y se transmitió y corrió la noticia de que lo habían traído las cigüeñas desde Paris, colgado del pico.
Emigra durante el invierno en busca de mejor clima, unas se quedan en el sur de España y otras llegan a Africa (al sur del Sahara). Pero después vuelven de nuevo a su nido, al mismo que han ocupado el año anterior. En primer lugar regresa el macho y luego la hembra. Él, fiel a su pareja, la espera un tiempo antes de tomar la decisión de buscar nueva compañía.
Se trata de la cigüeña blanca (ciconia), o cigüeña común, ave zancuda de gran tamaño, que puede medir hasta un metro de altura y pesar hasta cuatro kilos, cuando los ejemplares adultos. Tiene el plumaje de color blanco, excepto las alas que son negras, al menos las plumas de vuelo. Sus patas y su pico son de un intenso color rojo. Al volar, a gran altura, estiran su cuello y sus patas, que sobresalen por detrás. Si majestuoso es su vuelo también lo son sus andares. Con sus patas extremadamente finas y alargadas es capaz de mantener un porte elegante capaz de echar incluso a correr cuando persigue a una presa. Se la suele ver descansando sobre una sola pata durante el día y también durante la noche, con la cabeza recogida sobre el dorso y el pico cubierto por las largas plumas del cuello.
Sin duda alguna es el ave más familiar, el más conocido y el mas cercano a los humanos, si exceptuemos los animales de compañía. Vive a su lado y le siguen sus pasos a lo largo del año desde que llega: le ven hacer o completar su nido, cuándo pone sus huevos y cómo los incuba, la comida que trae a los polluelos y la hora en la que comen, las peleas entre ellos, si las hay, etc. La cigüeña llega al pueblo para acompañarles e incluso alegrarles un poco más la vida. También notan su falta, cuando ya se ha ido, que son precisamente los días más fríos y más tristes, los del invierno.
Se advierte su presencia diaria, sobre todo en la época de cría, por el crotoreo que producen en su nido al chocar sus mandíbulas. como queriendo saludar a los que están cerca. Todos conocen y denominan a este hecho como machar el ajo y suelen decir que la cigüeña esta machando el ajo.
Es una especie que estuvo amenazada de extinción y que gracias a su protección y el respeto de los ciudadanos se ha recuperado. En la actualidad se ha constatado que son más de 25000 las parejas existentes en España. De ellas forman parte también las que podemos ver en los pueblos de Valles de Benavente. Porque, que en esta zona también hay muchas y se encuentran a gusto, ya que disponen de las infraestructuras naturales necesarias para su vivir diario, bien para construir sus nidos, o bien para alimentarse, pues es comarca con abundantes ríos, arroyos y regatos; y no faltan humedales, embalses o charcas, regadíos, campos sembrados o no sembrados, etc., e incluso algún que otro vertedero urbano, lugar éste muy frecuentado por ellas. Su alimentación está basada en el consumo de grandes insectos y otros animales como anfibios, reptiles, roedores y lombrices.
Instalan sus nidos casi siempre en lugares elevados. Antiguamente, y cuando su población no era demasiada, las veíamos casi sólo en las torres o espadañas de las iglesias o ermitas, muy cerca de las veletas y no lejos de las campanas, a cuyo toque están habituadas. Pero hoy, que son ya abundantes, nos sorprende al ver que lo instalan en otros lugares como casas, silos, depósitos de agua, torretas eléctricas, grúas, antenas, chimeneas, etc. Y también se ven algunos sobre árboles o acantilados rocosos. Basta hacer un recorrido por Los Valles de Benavente y observaremos que no hay torre o espadaña sin nido o nidos de cigüeña, también gran número de las torretas eléctricas y en algún árbol o chimenea como hemos podido comprobar ver en Arcos de la Polvorosa y en Benavente, tal como se muestra en las fotografías.
Preparan su nido con palos y todo tipo de restos que encuentran, como plásticos, papeles, cuerdas, trapos, etc. Y cada año al regresar lo completan o arreglan su deterioro. Esto hace que su altura, grosor y peso aumenten considerablemente. Una vez establecidas las parejas hacia el mes de marzo la hembra pone los huevos, de tres a cinco. La incubación corre a cargo de ambos padres durante 33 días. Los pollos nacen en Abril o Mayo y permanecen en el nido dos meses. Por San Juan las cigüeñas empiezan a volar, dice un refrán. A mediados de Julio ya han volado todos los pollos y están preparados para la emigración que realizarán los meses de Agosto y Septiembre. El regreso a los lugares de cría comienza a partir del mes de Enero, aunque cada vez son más las que lo adelantan o las que se quedan en la comarca, pues disponen de lo necesario, hasta de un mejor tiempo, como ya he dicho.
A las cigüeñas les gustan también las ruinas, pues, a veces, hacen sus nidos sobre ellas, como hemos visto en algunas espadañas, iglesias, silos o fábricas abandonadas, de esta comarca. Pero lo hacen con sumo cuidado, procurando que no se deteriore más el edificio o monumento y con la intención de concienciar a los humanos sobre el estado del mismo.

martes, 13 de enero de 2009

SAN ANTÓN, UNO DE LOS SANTOS MÁS CONOCIDOS Y VENERADOS EN LOS VALLES DE BENAVENTE





Imagen de San Antón de Olmillos de Valverde




Un momento de la subasta de las ofrendas en Olmillos de Valverde




Valdesorriel. San Antón con la rosca en su mano





Ofrendas al santo en Granja de Moreruela

Se le nombra así y por Antón se conoce popularmente a San Antonio Abad, uno de los santos más queridos, venerados y honrados en numerosas localidades de Castilla y León y también de Los Valles de Benavente, pues en casi todos los pueblos de la comarca hay imágenes del mismo en iglesias o ermitas, algunas de éstas están incluso dedicadas a él y atendidas por cofradías antonianas. Y es que lo de San Antón viene de muy atrás, precisamente por tratarse de un santo agricultor y ganadero, o si queremos preocupado por la vida agraria y animal, actividades muy comunes desde siempre.
Al nombrarlo así, lo distinguimos de otro santo, Antonio de Padua, nacido en Lisboa en el siglo XIII y que murió en la localidad italiana de Padua. Es también popular, pero dedicado a otro tipo de atenciones. Se conserva su tumba en Lisboa y cuenta con una bella ermita y con gran parafernalia religiosa en torno a ella, parecida a la de los grandes santuarios cristianos existentes en otros países de Europa.
Pero lo de San Antón va por otros derroteros. Se cuenta de él que nació en Egipto y que allí murió en el siglo III, después de haber pasado casi toda su larga vida de 105 años, como anacoreta, por los desiertos de La Tebaida. Aquí logró reunir a numerosos discípulos. Sus restos fueron trasladados en el siglo X a Europa, en donde comenzaron a crearse hermandades y asociaciones o congregaciones, e incluso monasterios y hospitales. Posteriormente, ya en los siglos XVII y XVIII, surgen las asociaciones o cofradías seglares, algunas de las cuales perduran y siguen con las tradiciones en torno al santo.
Además de protector de animales y ganados, se le tuvo y consideró desde antiguo como sanador de enfermedades: quemaduras, llagas y otras enfermedades de la piel como la conocida fuegos de San Antón. Se acudía al santo, se veneraban sus reliquias y sanaban, así era la creencia. No es de extrañar que, con su nombre y bajo su protección se creasen y construyesen hospitales. También en España los hubo y los hay, uno de ellos en la ciudad de León.
La iconografía nos muestra casi siempre al santo con un cerdito al lado. Pero son muchas las leyendas y tradiciones que lo vinculan con el patronazgo de todos los animales, no solamente del cerdo. La presencia de éste puede ser debida a creencias diversas del antiguo judaísmo que consideran a este animal como la imagen de todo lo corrupto, inmundo y malo.
Pero creo que la interpretación más acertada es la relacionada con las tareas hospitalarias de los Antonianos y la labor que desarrollaban en sus hospitales y monasterios. Necesitaban dar de comer y mantener a los enfermos que llegaban y para ello compraban cerdos. Una parte de ellos eran alimentados por los fieles, estaban dedicados al santo y se consideraban protegidos por él. Tenían como distintivo una campanilla colgada del cuello con una cruz en forma de tau.
El santo aparece en las imágenes, como un monje, con hábito talar oscuro o negro y con manto o cogulla y capuchón del mismo color. A veces lleva gorro y en su mano derecha el báculo de abad o un bastón. Otros atributos que le acompañan suelen ser: un libro abierto, una campanilla que cuelga del bastón, del cuello del cerdo o de su mano, una llama en el suelo o sobre el mismo libro, pues también se le invoca en los fuegos de San Antón, y rodeado casi siempre de otros muchos animales, casi siempre domésticos: caballos, vacas, asnos, gallos y gallinas, etc. Si aparecen animales como monstruos o demonios representarían al mal y nos recordarían a las tentaciones por las que el santo tuvo que pasar y a las que tuvo que vencer.
El que estamos ante un santo popular y agrario nos lo demuestra el afecto, devoción y creencia que se tiene hacia él y que todavía se observa en muchos pueblos de esta provincia y concretamente de esta comarca de Los Valles de Benavente. Y estoy seguro de que perdurará por mucho más tiempo todavía, pues es un santo como hecho a medida para las gentes sencillas, más dadas a necesitar que a tener en abundancia, y seguirán con sus preces e invocaciones en la creencia de que el santo les aliviará en sus necesidades. "Que los pobres pidan más para remediar su necesidad y que los ricos repartan más y mejor" se decía el año pasado en el sermón de la fiesta del santo en un pueblo de la comarca. Y es que el santo es asequible a todos, pero mira más por los necesitados, estos son sus mejores clientes.
He querido recoger algunas de las tradiciones existentes en la actualidad, y al mismo tiempo hacer referencia y hablar también de las ya desaparecidas, y cuyo protagonista era San Antón.
-El cerdo, marrano o marranillo de San Antón, alimentado y cuidado por los vecinos, ya no se puede ver por las calles de ninguno de los pueblos de esta comarca. Tengo referencias de que se hizo en algunos de ellos. Así lo cuentan las personas mayores. Pero sí se mantienen otras tradiciones, como la bendición de los animales domésticos como lo hacen en Santa Cristina de la Polvorosa, Castrogonzalo, Burganes y Olmillos de Valverde, Valdescoriel, La Granja de Moreruela y en otros pueblos.
Concretamente en Castrogonzalo, los quintos y sus caballos, adornados con capas y cintas de colores, se acercan a la iglesia para recibir la bendición, aunque sea de forma simulada, antes de comenzar la carrera de cintas, que desde hace años ha sustituido a la de gallos, en cumplimiento de la nueva ley al respecto.
En Olmillos de Valverde se celebra misa en honor a San Antón. Al finalizar tiene lugar la subasta de todas las ofrendas que el santo ha recibido. Por allí se veían gallos, gallinas y conejos; productos diversos del campo: manzanas golden y reineta, cebollas, ajos y alguna berza, algunas botellas de vino de la zona y licores de otros lugares, etc. Según me contó su alcalde, faltó el cerdo y algún cordero, pero sí tenían dulces caseros: orejas, flores y tartas. Todo ello ofrecido al santo con devoción y cariño. Los vecinos del pueblo asisten todos a la misa y tampoco se pierden la subasta. Es tradición y ojalá que perdure muchos años. De forma parecida lo hacen en Burganes, pero aquí sí que ofrecieron corderos al santo.
En Valdescorriel San Antón es fiesta solemne, no sólo por lo de la misa cantada y con sermón, sino también por los demás actos que se celebran. Se bendicen y reparten las roscas, se subastan las ofrendas y se recitan o leen refranes, unos versos, con rima asonante, con los que se recuerdan, mencionan o critican, de buenas maneras, sucesos o acontecimientos políticos y no políticos ocurridos en el pueblo a lo largo del año. Y a nadie le parece mal, pues son los refranes de San Antón.
Los versos comienzan de la siguiente forma: ¡Oh, glorioso San Antón¡, el diecisiete de Enero..., y añaden algo parecido a esto, aquí te vengo a contar, lo que pasó al panadero, si éste fuese el protagonista de los hechos. Y siguen contando lo ocurrido sirviéndose de los versos ideados o creados para ello.

Reportaje ya publicado en el libro:

PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y tradiciones. Benavente, 2007

sábado, 3 de enero de 2009

LOS REYES

LOS REYES

El día 6 de Enero la Iglesia Católica celebra, dentro de su liturgia, la festividad de los Reyes Magos, rememorando lo que, sobre este tema, relatan los Evangelios.
Pero con este título no me refiero aquí a cómo se celebra dicha fiesta, sino a la representación dramática que, relacionada con este acontecimiento religioso, se hacía y se hace todavía en algunos pueblos, principalmente de las provincias de León, Zamora y Valladolid, lo mismo que ocurre con las Pastoradas.
El origen de este tipo de teatro tenemos que buscarlo en la Edad Media, en los autos medievales. Ya en lo siglos XIII-XIV y XV, e incluso antes, contamos con dramas litúrgicos que giraban en torno a tres momentos importantes narrados por los Evangelios: la Navidad (officium pastotum); la Epifanía (ordo stellae) y la Pascua (quem quaeritis?). De estas breves representaciones surgirán los autos de Navidad y de los Reyes que serán el sustrato de Las Pastoradas y de Los Reyes que se representan en la actualidad.
No se conoce la antigüedad ni incluso la procedencia de los textos conservados en los distintos pueblos. Lo que sí es cierto es que presentan algunas diferencias entre ellos, fruto de la transmisión de los mismos, en ocasiones oralmente, pues las personas que dirigen la acción son las que conocen letra y música de los distintos cantos o recitaciones e introducen, en ocasiones, intencionadas variantes.
No obstante todas las representaciones responden a un esquema bastante común y que suele constar de las siguientes partes:

1.- Bando de Herodes con motivo del empadronamiento.
2.- Llegada de los Reyes y cánticos de entrada.
3.-Reyes y Pajes ante el Palacio del Rey Herodes.
4.- Adoración de los Reyes al Niño Dios y ofrecimiento de oro, incienso y mirra.
5.- Segundo bando de Herodes y matanza de los Inocentes.
6.- Cántico de despedida de los Reyes de la Virgen y del Niño.

La representaciones que, antiguamente, solían hacerse siempre en la Iglesia, lo mismo que las Pastoradas, en la actualidad se celebran en lugares públicos, calles o plazas, disponiendo así de un escenario más amplio, no sólo para los actores, sino también para el numeroso público asistente, pues hoy se está dando a este tipo de actos un sentido más lúdico y entretenido, perdiendo ese otro sentido didáctico e instructivo, de catequesis religiosa, que hasta hace no mucho tiempo tenía.
Los personajes que intervienen en Los Reyes son los que, más o menos, se mencionan en los textos bíblicos: Tres Reyes con sus pajes; Rey Herodes con su paje; Dos doctores de la Ley; La Virgen, San José y el Niño; Un centinela de Belén; Dos verdugos; Tres madres con sus niños pequeños; Un alguacil y un pregonero.
Nos llaman la atención algunos momentos de la representación, que vamos a destacar, no sin antes aconsejar a los Amigos del Patrimonio, también amigos de las tradiciones y de la cultura popular, que asistan a alguna representación de las que se hacen este año y seguro que les agradará.
Al comienzo de la representación los Reyes dicen, cantando:

Los tres Reyes árabes emprenden
una marcha alegres y contentos,
deseando llegar, al momento,
a quien buscan llegar a encontrar...
Van en busca del Rey de los Cielos,
del eterno hijo de Dios Padre,
que ha nacido de una Virgen Madre,
¡oh, prodigio, digno de admirar¡.

Y cuando, guiados por una estrella, llegan al palacio del Rey Herodes a preguntar por el recién nacido, su paje les contesta:

Aquí vive el gran Herodes,
Herodes, Rey de Judea,
que sólo al oír su nombre
todas la regiones tiemblan.

Luego dialogan con el Rey y este intenta informase, por medio de ellos, de ese Niño Dios, pero su intención es perversa. Al salir del palacio de Herodes la estrella sigue siendo protagonista:

Al salir los Magos de Jerusalén,
la estrella brillante se muestra también.
Sigue su carrera hasta descansar...

Y, efectivamente, ella les guiará hasta el portal de Belén, cuyo centinela les informará de que allí, efectivamente, ha nacido el Niño Dios.
Lo mismo que en la Pastoradas en Los Reyes destaca igualmente el momento de los ofrecimientos, aunque, en este caso, todos sabemos que se trataba de oro, incienso y mirra, pero también lo hacen cantando.
No falta, de nuevo, la intervención del ángel que advierte a los Reyes que tienen que regresar a su país por un camino diverso para evitar las perversas intenciones del Rey Herodes. El ángel les dice de nuevo:

Reyes famosos de Arabia,
que dejasteis vuestro reino,
y con humildad vinisteis
a adorar al Rey del Cielo....
Caminad a vuestra tierra
por un camino diverso
del que antes habéis traído
con alegría y contento...

Otro momento muy llamativo de la representación es el bando del rey Herodes, ordenando la matanza de los inocentes, con la intención de matar también al Niño Dios, pues creía que se encontraría entre ellos. La descripción que se hace con los llantos de las madres y demás crueldades, es impresionante.
Este tipo de relatos de un hecho determinado y de esta forma están más de acuerdo con épocas pasadas, en las que lo religioso predominaba sobre todo lo demás. Giraba todo en torno a la religión. Se pensaba y vivía en religioso. Hoy en una sociedad más avanzada y más laica todo ha cambiado y se ve todo de otra manera y sin tanta afectación. Se trata pues de una obra de teatro popular como muchas otras, aunque con tema distinto, pero del agrado del público presente.
Lo mismo que en las Pastoradas, los Reyes y la Virgen se despiden, al finalizar el acto. Primero lo hace la Virgen:

Id con Dios Reyes de Arabia,
con la guía de los cielos,
que llevéis felicidad,
para entrar en vuestros reinos.

Los Reyes, por su parte, entonan otros cánticos también de despedida.

Vámonos de aquí los Reyes,
sigamos nuestro camino,
que la estrella guiadora,
ya cumplió con su destino.

Los Amigos del Patrimonio respetan este tipo de tradiciones, heredadas de los antepasados y desean que se mantengan. De hecho así esta ocurriendo en algunos pueblos, como ya hemos dicho. Y aunque hoy lo hagan con una finalidad más lúdica y entretenida, no obstante sí nos muestran testimonios del pasado y retazos de historia y literatura, por los hechos narrados, por las formas de actuar y por los textos empleados.


Reportaje ya publicado en el libro
PEREZ MENCÍA. E.: Valles de Benavente. Fiestas y tradiciones. Benavente, 2007.

viernes, 2 de enero de 2009

Reportajes en La Voz de Benavente y Comarca

Reportajes La Voz – Mes de Septiembre

Día 2.- Colección etnográfica de Manuel Díez Barrigón de Santibáñez de Vidriales
Día 13.- Exposición de Ornamentos Litúrgicos en la iglesia de Santa María del Azogue de Benavente.
Día 20.- Ramo y ofrenda de flores a la Virgen del Tovar en Santovenia del Esla.
Día 27.- Emilio Martínez, artesano jubilado de Burganes de Valverde.

Reportajes La Voz – Mes de Octubre

Día 4.- Los refranes de santos y santas del mes de Agosto
Día 11.- Antonio Nuevo Blanco, artesano jubilado de San Cristóbal de Entreviñas.
Día 18.- Miguel Zanca Vara, artesano jubilado de Burganes de Valverde.
Día 25.- Colección Etnográfica de la familia Hidalgo-Riesco de Morales del Rey.

Reportajes La Voz – Mes de Noviembre

Día 1.- Artesanía de jubilados. José Rodríguez de Santovenia del Esla.
Día 8.- La devoción a las Ánimas Benditas en Villaveza del Agua.
Día 15.- Recordando a San Crispín en Benavente.
Día 22.- Artesanía de jubilados. Manuel Cordero de Santovenia del Esla.
Día 29.- Etnografía. Colección de Joaquín Furones de Navianos de Valverde.

Reportajes La Voz – Mes de Diciembre

Día 6.- Oficios tradicionales. Iñigo Rábano, jardinero, hortelano y podador.
Día 13.- Fiestas y tradiciones. Que Santa Lucía te conserve la vista.
Día 20.- Fiestas y tradiciones. El Aguinaldo en las fiestas de Navidad.
Día 27.- Artesanía de jubilados. Vicente López de Arcos de la Polvorosa.

PASTORADAS



Durante los días de las fiestas de Navidad se suelen representar en algunos pueblos de nuestra Comunidad, principalmente de las provincias de León, Zamora y Valladolid, lo que se conoce con el nombre de Pastoradas, también llamadas Corderadas o simplemente, La Cordera.
Se trata de la puesta en escena de lo que los Evangelios nos dicen sobre el Nacimiento de Jesús. Son representaciones breves, en un solo acto, aunque consten de varias partes, y muy antiguas, con orígenes tal vez en los autos medievales. Tenían, antiguamente, una finalidad didáctica e instructiva, lógicamente, de tipo religioso. Hoy tenemos que hacer notar también el aspecto lúdico, motivado por la sociedad actual más laica.
Se suele hacer la representación en la Iglesia, el día de Nochebuena, después de la Misa de Gallo, pero, debido al éxito obtenido, en algunos pueblos lo hacen también en teatros o amplias salas, para que pueda asistir el público que lo desee.
Los protagonistas o actores de las Pastoradas eran siempre pastores, pues había bastantes en los pueblos, o personas de su entorno, para los papeles de zagales, zagalas, Virgen, ángel, San José, etc. Ahora se encargan de ello jóvenes o mayores que se disfrazan de pastores o de Virgen o San José etc., haciendo de improvisados actores.
Los textos literarios que se usan no son, lógicamente, los escritos por los autores medievales de autos, sino totalmente distintos. Aunque respetemos su origen y sus temas, muchos de dichos textos se han transmitido por vía oral, de ahí la gran cantidad de variantes que presentan, dependiendo de quien los haya escrito y de qué pueblo o localidad procedan. Tanto el léxico empleado como la forma de representación son muy distintos en cada sitio.
Sea lo sea, también debemos respetar este tipo de legado, que se nos ha transmitido de los antepasados y, mira tú por donde, estaba algo olvidado y ha vuelto a renacer en muchas localidades, para distracción y satisfacción de vecinos y forasteros. En todas las pastoradas se alternan los cánticos y las recitaciones de los textos escritos, y es tal la variedad que resulta muy entretenido.
Pero todas suelen constar de las mismas partes: cántico de entrada; anuncio del ángel y diálogo con los pastores; ofrecimientos al Niño Dios y despedida.
A modo de ejemplo, muy breve, podemos decir que, cuando la comitiva de actores se iba acercando a la Iglesia, que es donde se solía hacer casi siempre la representación, entre otras estrofas, cantan la siguiente:

A las puertas de este templo
estamos con alegría
con esta hermosa Cordera
para la Virgen María.

Y, ya en el templo, cada uno en su lugar, un ángel sorprende a los pastores y les anuncia el Nacimiento de Jesús. Ellos, incrédulos, dialogan y discuten entre sí, hasta que confían y creen las palabras del ángel. Inmediatamente emprenden la marcha hacia el Portal de Belén para adorar al Niño y ofrecerle sus dones, lo que ellos tienen, que es muy variado. Uno de ellos dice:

Yo te ofrezco ni Niño
siete piñones,
del Espíritu Santo
los siete dones.

Los demás pastores y zagalas van desfilando ofreciendo también sus cosas:

Te ofrezco, Niño, rosas y azucena
porque has nacido en la Nochebuena.

Te ofrezco, Niño, guirnaldas y fl ores
para que mires por estos pastores.

Yo de las flores te ofrezco estos lirios
para que mires por todos los niños.

Muchos más y variados son los ofrecimientos, a los que siguen otros cánticos y villancicos, hasta que, ya al final de la representación, se despiden de la Virgen y del Niño, también cantando. He aquí una de las estrofas de despedida:

Quédate con Dios María
la del manto de las flores,
échanos la bendición,
que nos vamos los pastores.
En los Valles de Benavente apenas quedan pueblos en los que se representen Pastoradas, pero en Santa Cristina de la Polvorosa, Olmillos de Valverde y algunos otros se está intentando recuperar la tradición. No lejos de esta comarca, concretamente en La Granja de Moreruela, y en algunas otras localidades de la comarca de Aliste y Tierra del Pan, sí se hace con más frecuencia, y se conservan textos de la misma.
No obstante, en muchos pueblos, el día de Nochebuena o Navidad se escenifica algo parecido, algunos momentos del hecho religioso, utilizando cánticos o textos varios que proceden de las Pastoradas.
En la década de 1980-1990, Caja Zamora, (hoy Caja España), editó por estas fechas unos folletos que recogen, aunque con título distinto, la Pastorada de Granja de Moreruela y La Cordera de Palacios del Pan y de Nuez de Aliste, en la provincia de Zamora.
La cultura tradicional es digna de respeto. Por medio de ella conocemos la forma de vida y de pensar de nuestros antepasados, por lo tanto, conocemos la historia del pasado en la que se ha fundamentado la historia actual. Tenemos que defender este tipo de legado y hacer lo posible por su protección y mantenimiento.

Este artículo fue publicado anteriomente en el libro
PÉREZ MENCÍA, E. Valles de Benavente. Fiestas y Tradiciones, Benavente, 2007.