lunes, 20 de abril de 2009

EL PAN DE LA VEGUILLA. TRADICION QUE SE RESISTE A DESAPARECER EN BENAVENTE



Preparando los panes en la panadería Vicente Hernando de Benavente. Año 2006

Sellos con la imagen de la Virgen de la Veguilla

Panes preparados para ser introducidos en el hrono

Panes ya cocidos, saliendo del horno

Reparto del pan. Año 2006.

La Virgen de la Vega, conocida y denominada por todos "La Veguilla", es la patrona de Benavente. Su fiesta se celebra en el mes de Abril, el lunes siguiente al segundo domingo de Pascua. Es la fiesta más importante para el municipio y por ello la Corporación que gobierna se esmera en la preparación de los diversos actos. No falta la misa solemne, presidida incluso por el Sr. Obispo, acompañado por otros sacerdotes, y el sermón u homilía a lo que siempre se dio mucha importancia a lo largo de los años, lo mismo que a la procesión que precede a la misa.
Además, en este día tiene lugar la petición del toro enmaromado que da un colorido y atractivo especial a la fiesta, aunque con ello se haya perdido o rebajado el aspecto más tradicional de la misma. Porque además de estos actos festivos, religiosos o no religiosos, se conservan todavía, aunque con menor intensidad, algunas tradiciones, de notoria antigüedad, como es la del Pan de la Veguilla, a la que quiero referirme aquí de modo concreto. Se trata de la donación de un pequeño pan, blanco y bregado que en este día hacía y hace el Ayuntamiento, antiguamente a los pobres y necesitados y hoy a todo los que se acerquen a recibirlo hasta su agotamiento.
Juan Carlos de la Mata Guerra, encargado del Archivo Municipal, que es quien más y mejor conoce las tradiciones y la historia de la ciudad, me informa sobre los orígenes de esta tradición:
"Lo del Pan de la Veguilla viene de muy antiguo, tal vez proceda desde el momento en que la celebración del tradicional voto de la villa, allá por el año 1861, se trasladó de la ermita de Cimanes de la Vega a Benavente. A partir de este momento lo que el Ayuntamiento se gastaba en la comida de hermandad entre los romeros que acudían al santuario se dedicó a donativos y limosnas a los necesitados de la villa, entregándolo a instituciones benéficas. Estos donativos terminarían convirtiéndose en el pan. Era un hecho cierto, añade Juan Carlos, que, en tiempos pasados, en las villas y pueblos, se trataba de remediar, en algún sentido y al menos algún día del año, las penurias existentes, así como la escasez de alimentos, mediante beneficencias y caridades. Y mucho más cuando se celebraba alguna fiesta, queriendo que todo el mundo participase en ella. Esto pudo pasar con el Pan de la Veguilla".
Efectivamente se trata de un pan redondo, blanco y bregado, de 250 gramos de peso casi siempre, que se entregaba a los necesitados de la villa. Cada año un bando de la alcaldía convocaba a "todos los vecinos empadronados en la ciudad, que fuesen económicamente débiles, a inscribirse en el Ayuntamiento para recibir un vale que les posibilitase recibir el pan". Para ello se tenía en cuenta el figurar en las listas cobratorias de las contribuciones o repartos de los impuestos estatales. Parece ser que era necesario este control para evitar engaños y posibles sanciones. Solamente se entregaba en principio a las personas inscritas previamente y con derecho a recibirlo.
Los industriales panaderos se encargaban de su fabricación. Unos días antes eran convocados por el Ayuntamiento y, a quienes lo aceptaban, se les asignaba un cupo con el número de panes y el precio que se pagaba por cada uno de ellos. Casi todos los panaderos de la ciudad accedieron a ello, al menos así consta, hasta hace no muchos años. En el año 1940 fabricaron 1505 y lo hicieron, a razón de 215 panes cada uno, los siguientes panaderos: Ramón Guerra Centeno, Víctor Mariño Ortega, Manuel Barrios Clemente, Miguel González Coomonte, Pedro de Paz Barrios, Secundino Fernández Alonso y José Losada Prieto.
Estos o sus sucesores continuaron fabricándolo en años sucesivos. Podía variar el coste de cada pan. Como ejemplo tenemos el año 1949 que era de 0'75 céntimos, pero ya en 1952 se elevaba a 1'15 pesetas. El cupo asignado también variaba con los años y según el número de panaderos que participasen, destacando el de 1953 que fue de 614 panes cada uno, porque sólo se encargaron de ello las panaderías: Vda. de Ramón Guerra, Francisco Gil y José Losada Prieto. La cantidad de panes que se reparten a lo largo de los años oscila entre 1500 y 2000
Los gastos corrían lógicamente a cargo del Ayuntamiento que con la debida antelación, en los años de escasez posteriores a la Guerra Civil, concretamente a partir de 1938, tenía que solicitar del Sr. Gobernador Civil y Jefe de los Servicios de Abastecimientos y Transportes "un cupo extraordinario de cinco sacas de harina para poder fabricar el Pan de la Veguilla y repartirlo entre los pobres según costumbre". Así figura en la solicitud de 1946.
Casi todos los panaderos disponían del sello con la imagen de la Virgen de la Vega, que era obligado dejar impreso en el anverso del mismo pan. Por otra parte consta que la vicaría se encargaba de su bendición, antes de ser distribuido.
Así como los vales o bonos para poder recibir el pan tenían que ser entregados por el Ayuntamiento, la distribución o reparto del mismo, en un principio y durante muchos años, corrió a cargo de las propias panaderías que lo elaboraban. Ellas lo entregaban a los inscritos, siempre a cambio de dicho vale o bono. Así ocurrió hasta la década de 1980 y así figura en los programas de fiestas: "a la 9 horas reparto del Pan de la Veguilla en las panaderías a todos los que presenten el oportuno vale".
No obstante, en los años 1943 y 1944, la distribución tuvo lugar en las Escuelas de San Juan y se dice: "siendo indispensable para recibirlo presentar la tarjeta de beneficencia municipal"
Un número determinado de panes eran entregados al Auxilio Social para el comedor infantil y la cocina de hermandad que funcionó durante muchos años en la ciudad. Desde esta institución benéfica se solicitaba al Ayuntamiento en el año 1950 "la ayuda en metálico y las correspondientes raciones (176) del Pan de la Veguilla para celebrar la fiesta de la patrona con una comida extraordinaria". En 1952 fueron 115 las raciones solicitadas.
También consta algún año que los concejales u otros vecinos eran los encargados del reparto en el mismo Ayuntamiento, concretamente en los soportales del edificio y que solía comenzar a primeras horas de la mañana, después de que los panaderos lo hubiesen entregado.
En la actualidad se sigue con la tradición del Pan de la Veguilla, pero un tanto cambiada. Desde 1884 ya no figura su reparto en el programa de la fiesta. Tampoco participan en su fabricación todos, o casi todos, los panaderos de la ciudad, como ocurría antiguamente. Desde hace seis años se encarga de ello solamente la panadería de Vicente Hernando Fernández, ubicada en la calle La Lecheras del Barrio de San Isidro. El pan tiene los mismos ingredientes: harina, sal y levadura, y es redondo, blanco, bregado y el de este año pesa 300 gramos, según me cuenta el panadero, a quien encuentro en plena faena en la tarde del día anterior a la fiesta.
"Son 2000 los panes que tengo que hacer y lleva tiempo, pues a las siete de la mañana tienen que estar en el cuartelillo de la policía local que es donde los reparten. Y es que, además de amasar y bregar la masa, tenemos que cortar y pesar las piezas, darle la forma, y luego poner el sello con la imagen de la Patrona en cada uno de ellos antes de pasar al horno".
El día de La Veguilla de este año 2006, y desde primeras horas de la mañana, los ciudadanos de Benavente que quisieron, amantes o no de las tradiciones, recibieron el pan, obsequio del Ayuntamiento, con la marca del sello de la patrona, y es de suponer que también con su bendición. Una empelada del Ayuntamiento se encargó de su distribución y se lo entregó a todos los que se acercaron por allí hasta su agotamiento.
El pan ha sido siempre el alimento básico de los pueblos desde la más remota antigüedad y su importancia fue tan grande para la economía y la dieta alimentaria que en muchos momentos se le otorgó un significado religioso. Así ocurría y ocurre con el Pan de la Veguilla, que, contando con las debidas bendiciones, era y es uno más de los muchos panes rituales que se ofrecen a santos, santas y vírgenes en sus fiestas populares a lo largo del año, como ocurre con los panes de San Antón, San Blas, de Pascua, de San Marcos y otros. En muchos ciudadanos que lo reciben no falta la creencia de que se trata de un pan distinto a los demás y hasta lo relacionan con la salud y el bienestar.
Pero algo ha cambiado en esta tradición del Pan de la Veguilla, y se nota. Tal vez sea la finalidad y el objetivo final de su donación, pues ahora ya casi todos los ciudadanos disponen de pan, o son menos los que lo necesitan. Sin embargo es posible la continuación de la misma, pues es compatible y puede perdurar, incluso entre el jolgorio del resto de la fiesta.
Se puede ver en el reparto del pan un símbolo distinto, como puede ser el de la unión y convivencia entre todos, de lo que sí está necesitada la sociedad actual. Pero no se debe olvidar la tradición por respeto a su antigüedad, a los vecinos de la ciudad y también, como no, a su querida patrona la Virgen de la Vega a la que con aprecio y cariño llaman La Veguilla.

Publicado con anterioridad en el libro

PÈREZ MENCÍA. E.: Valles de Benavente. Fiestas y Tradiciones. Benavente, 2007.