viernes, 15 de mayo de 2009

SAN ISIDRO LABRADOR, RECORDADO EN LOS VALLES

Burganes de Valverde. Saliendo de la iglesia para la procesión



La bendición de los Campos el día de San Isidro en Buragnes de Valverde


En procesión hacia los campos en Burganes de Valverde



Imagen de San Isidro de Arcos de la Polvorosa

El día 15 de Mayo se celebra en numerosos pueblos de España la festividad de San Isidro, este santo madrileño, que pasó gran parte de su humilde vida en el campo, al servicio de D. Juan de Vargas. Isidro (1095- 1172) de origen humilde, fue labrador e hijo de labradores y se casó con una doncella de Torrelaguna, María Torribia (después fue Santa María de la Cabeza). Es un santo muy popular, y universal como lo es la agricultura, y pocos son los pueblos y ciudades que no lo veneran. También en esta provincia, y concretamente en la comarca de Los Valles de Benavente, son muchas la iglesias con imágenes del santo en las que se le representa con herramientas de labranza: pala, azadón, arado, manojo de espigas o con el rosario en la mano. Tampoco falta la escena del ángel que cuida y conduce su arado llevado por bueyes, mientras él está rezando, ni aquella otra en la que con una pala de largo mango hace brotar un manantial, milagros estos que, entre otros, se le atribuyen. Viste siempre como lo hacían los antiguos labradores en Castilla y se nos muestra con barba y cabellos largos. Lo suyo es todo lo relacionado con el campo, por eso todavía por estas tierras se acuerdan mucho de él, necesitados como están de tantas atenciones, además de humanas, divinas y ¿quien mejor que San Isidro para escucharles?.
Lo saben muy bien en Maire de Castroponce, Villabrázaro, Arcos de la Polvorosa, Quintanilla de Urz, Santibáñez de Vidriales, Villaveza del Agua, San Pedro de Zamudia, Burganes de Valverde y algunos otros pueblos de Los Valles en los que, de una forma u otra, recuerdan o celebran su fiesta. En algunos como San Pedro de Zamudia y Arcos de la Polvorosa le ofrecen y cantan también el ramo, una serie de coplas o estrofas populares en las que hacen un recorrido por su vida y su familia, sus virtudes y sus milagros, muchos de ellos relacionados con la agricultura. Le suplican que atienda sus necesidades y no se olvide de sus cosechas y por último le piden la bendición para ellos y para sus familias.
También en la ciudad de Benavente cuenta con una parroquia y un barrio que no se olvidan del santo y a los actos religiosos de rigor les suceden muchas otras actividades culturales y deportivas, durante varios días, que recuerdan a todos los demás ciudadanos dicha conmemoración.
Pero lo que suelen hacer en casi todos los pueblos es celebrar misa, más o menos solemne, procesión con el santo y la bendición de los campos. Esto no deja de ser una rogativa más de las muchas que hay durante los meses de Abril y Mayo, y con las que el pueblo pedía y sigue pidiendo a la divinidad, a través de los cristos, santos o vírgenes la intercesión divina ante necesidades diversas. La petición más común en las rogativas solía y suele ser lluvia abundante que riegue los campos. "...Con fe de cristianos, vamos a implorar, caiga sobre el campo, agua celestial..." dicen en una dedicada a la Virgen. Pero antiguamente, más que ahora, también se hacían por otros motivos, pestes u otras calamidades o desgracias. En último término, lo del agua está hoy más o menos solucionado con los regadíos, lo cual no impide que la tradición continúe.
Como he dicho anteriormente, se siguen celebrando rogativas dedicadas a cristos, santos, santas y vírgenes, destacando entre todos las de San Marcos y también, como en este caso, las de San Isidro, santo muy apropiado para este tipo de ritos.
Así ha ocurrido en Burganes de Valverde, en donde se ha hecho con toda solemnidad, y como es debido y ellos quieren: "Esta procesión es muy antigua, se celebra desde hace muchos años, yo creo que desde siempre" me dice una señora que participa en la misma. Al menos veo que ella lo vivió y su afirmación "desde siempre" no va más a allá de sus padres y abuelos que también lo vivieron. Pero es suficiente para pensar en que la tradición se ha mantenido. Por lo que advierto, San Isidro se encuentra a gusto con los vecinos de Burganes, pues tienen para con él ciertas atenciones, y no lo olvidan, aunque sea en un día como hoy, en el que se trate más de pedir y exigir al santo que de darle u ofrecerle dones. Pero él ya está acostumbrado.
Hacia las 13 horas salen de la iglesia. A la pequeña cruz procesional que va en cabeza le sigue la imagen de San Isidro llevada por cuatro hombres. Detrás de la imagen el sacerdote, ya revestido, y a su lado otro hombre de edad porta el calderillo con agua bendita y el hisopo. Se dirigen por la calle, paralela a la carretera y al mismo río, hacia las afueras del pueblo, hasta donde el verdor de la vega se deja ver y esta ya cerca. Aquí se detienen y, tras las oraciones y peticiones al santo, el sacerdote, hisopo en mano, bendice el campo totalmente verde, pues, en este caso, se trata de la vega próxima al río. También bendice a todos los presentes.
La procesión continúa por otras calles hasta la parte más elevada del pueblo, cerca de tierras con otro tipo de cultivos, no tan necesitados de agua. Una nueva parada, con el santo mirando a los campos, y nuevas oraciones, peticiones y bendición. Y todavía lo hacen una vez más, porque así es la costumbre y la tradición. Los de Burganes quieren que San Isidro vea cómo están todos los campos sembrados que rodean al pueblo, sean de secano o de regadío. Y que atienda sus necesidades. Si no confiasen en él no lo harían.
"Antiguamente el recorrido por los alrededores del pueblo era aún mayor y se hacían incluso más paradas, pero siempre en los campos que estaban sembrados, no en los de barbecho. Y en todas ellas se rezaba, se hacían peticiones y se recibía la bendición".
La procesión regresa a la iglesia para celebrar la misa en la que el sacerdote recordará de nuevo las virtudes de este santo labriego, y volverá a pedirle por todos, presentes y ausentes, rogándole que nos se olvide de sus campos y de las cosechas del año.