sábado, 13 de junio de 2009

VILLANAZAR CELEBRA LA FIESTA DE SAN ANTONIO DE PADUA

El campanero de Villanazar tocando a fiesta


Interior de la iglesia el día de San Antonio de Padua

En procesión por las calles del pueblo


A este santo franciscano portugués, que nació en Lisboa en el año 1195, y murió en Padua (Italia) en 1231, a los 36 años de edad, se le considera y se le tiene por muy milagrero, y ha dejado huella y goza de fama también en las tradiciones populares de los Valles de Benavente. Los responsorios a él dedicados y otros cánticos e himnos son muy conocidos, y utilizados por numerosas personas.
En varios pueblos que tienen imagen del santo, le dedican novenas o triduos los días anteriores al 13 de Junio, o simplemente le rezan y piden cosas con frecuencia.
Se nos presenta casi siempre como un joven imberbe, con tonsura monacal y con el hábito de franciscano, de color pardo o gris oscuro, ceñido con el cordón y colgando de su cinto algunos rosarios. Sus atributos personales más frecuentes, y que suelen mostrarnos las imágenes populares, son la azucena, el libro y sobre todo el Niño Jesús en sus manos, como recuerdo de su aparición al santo. Este episodio es el más representado en las pinturas y esculturas de San Antonio. Destacó siempre como un gran predicador, siendo su palabra un atractivo especial para todo tipo de gentes: pecadores, herejes, enfermos, paralíticos, etc., a quienes perdonaba o sanaba.
Algunos pueblos como Santa Colomba de las Monjas, Villageriz, Santa Cristina de la Polvorosa, etc., que cuentan con imagen del santo, celebran su fiesta. También en Villanazar, en donde por la mañana, tienen misa solemne, en cuya homilía el celebrante recuerda sus virtudes y milagros. Los vecinos del pueblo, aunque pocos y ya mayores, asisten con devoción y escuchan con respeto, e incluso lo sacan en procesión después de la misa.
Pero la procesión más solemne es la que se celebra por la tarde después del rezo del rosario. Al ser martes, en este año, corresponden los misterios dolorosos y a partir del quinto lo hacen cantando, tanto el Padrenuesto, como las Avemarías, pero ya por las calles del pueblo. La cruz, los músicos, la imagen del santo, a ambos lados del mismo algunas mujeres y hombres, y detrás el sacerdote y el resto del pueblo. Se detienen en una calle para rezar, en latín, como es costumbre, los Kiries y el Christe eleison. A partir de este momento todo el que lo desee puede llevar a San Antonio, inscribiéndose y entregando un donativo. Una persona, libreta en mano, se encarga de ello, anotando a todos los participantes y recogiendo los dineros. Esto es tradición y casi todos los vecinos cumplen con ella. Lo mismo que en otros pueblos, algunos aprovechan para llevarlo, cuando pasa por delante o cerca de su vivienda. Durante toda la procesión el campanero está tocando a gloria, como corresponde en un día festivo. Al regresar, y cuando ya se disponen a entrar en la iglesia, los músicos tocan el himno nacional, una costumbre más, que siguen respetando en Villanazar.
Dentro de la iglesia, y después de los último rezos, el sacerdote bendice y despide a los presentes. Pero el acto religioso del día de hoy termina con el cántico del himno a San Antonio a cargo de un hombre ya de edad, pero con buena memoria, pues no se sirve de escrito alguno para ello.
El himno consta de varias estrofas. Después de cada una de ellas el coro canta:

Pues vuestros santos favores
Dan de quien sois testimonio.
Y todos contestan:

Humilde y glorioso Antonio
Ruega por los pecadores.

En él se recuerdan las virtudes y milagros de San Antonio:

Vuestra palabra divina / forzó a los peces del mar
Que saliesen a escuchar, / vuestro sermón y doctrina
Y pues fue tan peregrina, / que estirpó muchos errores.

Humilde y glorioso Antonio...

Sanáis mudos y tullidos, / paralíticos, leprosos,
Endemoniados, furiosos, / restituís los sentidos,
Volvéis los bienes perdidos / y curáis muchos dolores.

Humilde y glorioso Antonio...

Vos sois de la tempestad / el amparo milagroso,
Del incendio riguroso / agua de la caridad,
Puerto de seguridad, / del mar y de sus rigores.

Humilde y glorioso Antonio...

En la última se le pide la bendición:

A vos con anhelo ardiente / y fervorosa oración
El fruto de bendición / pedimos nos acrecientes
Porque sois siervo ferviente / de Jesús, flor de las flores.

A pesar de que a San Antonio se le canta este himno, no sólo en Villanazar, sino también en otros lugares, no es esto lo más conocido en cuanto a rezos y cánticos populares que se dirigen a él, sino que es mucho más famoso el responsorio titulado “Si quaeris mirácula...(si buscas milagros)”, que le rezaban y le rezan aquellas personas que han perdido algo para que les ayude a encontrarlo.

Si buscas milagros,
Mira muerte y horror desterrados,
Miseria y demonio huidos,
Leprosos y enfermos sanos.
El mar sosiega su ira,
Redímense encarcelados
Miembros y bienes perdidos
Recobran mozos y ancianos.
El peligro se retira
Los pobres van remediados.
Cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.
El mar sosiega su ira...
El peligro se retira,
Los pobres van remediados.
Ruega a Cristo por nosotros,
Antonio glorioso y santo,
para que dignos así
de sus promesas seamos. Amén.

Los vecinos de Villanazar cumplen religiosamente con San Antonio en este día, pero completan la fiesta con otro tipo de actos: juegos, bailes, etc., que contribuyen a una mayor y mejor convivencia entre vecinos y forasteros.

PÉREZ MENCÍA, E.: Valles de Benavente. Fiestas y tradiciones. Benavente, 2007