viernes, 30 de septiembre de 2011

Pueblos y valles de Benavente: Santa Marta de Tera.

Iglesia de Santa Marta de Tera, vista desde el río en época otoñal.
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Exterior de la iglesia. Las cruces del cementerio impiden ver bien el ábside y el crucero.
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Puerta del mediodía en la que se encuentra la antigua y famosa escultura de Santiago peregrino. Los panteones y las cruces del cementerio no favorecen la visión de la puerta y la contemplación de las imágenes.
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Parte del exterior de la iglesia. Se puede ver ábside, aleros y algunas ventanas.
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Interior de la iglesia. Al fondo el óculo en el ábside por el que entra la luz.
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Palacio del Obispo, recientemente restaurado y rehabilitado.
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Antigua imagen de Santiago Peregrino, conocida y admirada por numerosas personas.
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La Adoración de los Reyes, uno de los capìteles más importantes, aunque no muy bien conservado.
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En los equinocios de primavera y otoño la luz entra por el óculo del ábside, a primeras horas de la mañana, e ilumina el capitel que hay sobre uno de los pilares del presbiterio.
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En el capitel se puede ver a Cristo resucitado dentro de una mandorla, o almendra. Otros opinan que se trata del alma o el espíritu de Santa Marta, patrona de la iglesia y del pueblo.
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Santa Marta de Tera es uno de los pueblos de Los Valles de Benavente más nombrado y conocido por aquí y lejos de aquí. Y lo es principalmente por su iglesia románica y más todavía por la escultura en una de sus puertas de su Santiago Peregrino, una de las más antiguas existentes y, sin duda alguna, la más internacionalizada.

En la toponimia son frecuentes los nombres de santos y santas, hagiotopónimos, para referirse y nombrar a numerosos pueblos. Por aquí y por otros lugares. Esta costumbre se introdujo muy pronto, tal vez a partir del los siglos VII- VIII d. C. y suele ser como resultado de la existencia de una iglesia o monasterio existente en ese lugar en torno al cual se formó después la población. Los reyes o la iglesia por concesión de los reyes fundan un monasterio, que será e inicio de un pueblo. Así ocurrió en Santa Marta en donde consta la existencia del mismo ya en el siglo X y de una iglesia a partir del siglo XI. Desaparecido el monasterio a partir del siglo XII, continuó la iglesia y su santa como lugar de culto y peregrinación.

A la iglesia, ignorada y abandonada durante muchos siglos, se le comenzó a dar importancia desde principios del siglo XX y tras la oportunas y necesarias obras de restauración y rehabilitación fue declarada Monumento Nacional en el año 1930. Hoy figura lógicamente como BIC (Bien de Interés Cultural).

En su interior planta de cruz latina, bóveda de cañón en la capilla mayor y de arista en la nave principal. En el exterior ábside cuadrado, ventanas tipo saeteras y algunas ciegas, algunos óculos de iluminación y una roseta ciega en lo alto del brazo occidental. Tiene también tres puertas, una en el brazo Norte del crucero, que mira hacia el Oeste, otra al Sur y la tercera a los pies de la iglesia, por la que se accede en la actualidad a la sacristía.

Una de las cosas por la que destaca más la iglesia es por su decoración, tanto interior como exterior. Cornisas y arcos se bordean con ajedrezados. Abundan los frisos con motivos diversos: geométricos, vegetales y animales. Los aleros se sostienen por gran número de modillones.... Capítulo aparte merecen los capiteles de dentro y de fuera de la iglesia. En el interior destaca uno de la capilla central en el que una figura desnuda es transportada por dos ángeles y que algunos han atribuido a Santa Marta la patrona de la iglesia.

Los capiteles del exterior, aunque un tanto deteriorados por el desgaste de la piedra destacan algunos como el de la Adoración de los Magos y otros con motivos mitológicos o vegetales.

Pero también en el exterior, concretamente en sus puertas, se encuentran las mejores piezas escultóricas. Son tres imágenes, del siglo XII, que antiguamente formaban parte de una espadaña que existía sobre la cabecera de la iglesia. Una de ellas se encuentra en la puerta actual de entrada a la iglesia y representa a San Judas Tadeo. Las otras están en la puerta Sur o del Mediodía, una no identificada plenamente, pero tal vez sea la de un apóstol y la otra la ya conocida y famosa del Santiago Peregrino, imagen esta de las más antiguas existentes.

Unido a la iglesia se construyó en el siglo XVI un palacio, que fue residencia de verano de los Obispos de Astorga, diócesis a la que pertenece el pueblo. De hecho se conoce al edificio como Palacio del Obispo y tiene en su portada tres medallones en relieve que representan al Obispo de Astorga, Pedro de Acuña de Avellaneda, a Carlos V y al Papa Julio II.

Tanto la Iglesia como el palacio merecen atención y conservación, pues son cada vez más los visitantes, peregrinos o no peregrinos, que llegan a Santa Marta. En la actualidad, y después de muchos años a la espera, se ha conseguido la debida restauración de la iglesia, y también la rehabilitación y restauración del palacio, tanto en su interior, como en su fachada.

De esta forma Santa Marta podrá continuar siendo un hito importante en el Camino Jacobeo, para los que, haciendo el recorrido de la Vía de la Plata, al llegar a Benavente, sigan por la ruta del Tera hasta Puebla de Sanabria y desde aquí, pasando por Orense, llegar a Santiago. En el pueblo disponen también desde hace años de un albergue de peregrinos.

Los vecinos de Santa Marta conocen muy bien la historia de su pueblo y la importancia de su iglesia y de su Santiago peregrino. Lo saben por las varias publicaciones existentes, las conferencias impartidas, y otro tipo de información, que el lugar ha generado. Y también por los numerosos visitantes, peregrinos o no peregrinos que llegan a lo largo del año.

Pero los vecinos deben saber también que si la iglesia, el Santiago, y ahora también el Palacio causan una buena impresión, todos o casi todos los visitantes se van de Santa Marta con el recuerdo poco grato de haber visto un cementerio todavía pegado a una iglesia tan importante, cosa o problema que, en otros lugares, ya han solucionado.

Se lamentan con razón y desearían que no fuese así, porque piensan que a los muertos les da igual estar en otro lugar, incluso más recogido, no tan ajetreado y pisado por los muchos que se acercan a ver ábsides, capiteles y puerta oriental en la que se encuentra la joya de este lugar, como es la imagen más antigua y más bella de un Santiago peregrino. Los muertos, y allí enterrados, seguro que desearían un lugar más respetado, silencioso y más apropiado para que sus familiares los visiten y recen por ellos.

Es hora ya de actuar y ponerse de acuerdo, mediante el diálogo, vecinos, autoridades y demás responsables de la Administración, para que las sepulturas que entorpecen la visión del edificio, y del paisaje, cambien de ubicación. Porque a muchos les gustaría también que dicho espacio se convirtiese en un lugar ajardinado, para pasear, y desde el que se pueda contemplar el río, la vega, cargada de chopos, y los pueblos que se divisan a lo lejos. En definitiva, se trataría de convertirlo en un atractivo turístico más para vecinos, forasteros, peregrinos y demás visitantes.

Un motivo más que añadir a esta afluencia de visitantes a Santa Marta ha sido desde hace unos años visitar la iglesia los días en que tienen lugar los solsticios de primavera y otoño, y poder ver el fenómeno de la luz equinoccial. Por la mañana a una hora determinada la luz del sol, pasando por el óculo de la cabecera, incide sobre uno de los capiteles del presbiterio. En este capitel se ve y destaca la mandorla, dentro de la cual hay una imagen en relieve. Para algunos se trata del alma o espíritu de Santa Marta, la patrona de la iglesia, pero tal vez sea más acertado pensar que quien está dentro de la almendra mística sea Cristo, aunque en este caso en imagen de resucitado.

Santa Marta de Tera dispone de arte e historia, paisaje y buenas comunicaciones. Y también de futuro. Sus vecinos lo saben y, aunque ellos sean pocos, cuentan con la opinión positiva de todos los que han pasado y que han visitado o visitarán el lugar. Porque todos apoyarán cualquier petición o iniciativa positiva en relación con su patrimonio: iglesia, palacio, Santiago peregrino, luz equinoccial, etc. y colaborarán en todo aquello que contribuya a su desarrollo, aunque sea enterrando a sus muertos en un nuevo cementerio.

martes, 27 de septiembre de 2011

Encuentro de campaneros en Benavente.

Un campanario portatil se colocó junto a la puerta Oeste de la iglesia de Santa María del Azogue de Benavente.
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El primer campanero que actuó tocando 'a fiesta'. A la derecha una espadaña en miniatura, de madera, con esquilas y campanillas y hasta con nido de cigüeña.
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José Antonio, el campanero de Santa Cristina de la Polvorosa, en plena actuación, con su toque de 'fiesta'. José Antonio ha hecho todo lo posible para que se celebrase este encuentro en Benavente.
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No podía faltar Luis León, el campanero de Revellinos de Campos, promotor también de muchas de estas actividades.
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Uno de los campaneros de más edad y con una gran experiencia.
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En sus manos las cuerdas que sujetan los badajos de las dos campanas.
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Otro de los campaneros participantes, concentrado, y con gran atención en el momento de actuar.
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Grupo de campaneros que participaron en el Encuentro y Concierto celebrado en Benavente.
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El domingo, día 25 de septiembre, 18 campaneros de la provincia de Zamora se reunieron por primera vez en Benavente para actuar, mostrando a todos los asistentes lo que ellos conocen y saben hacer muy bien, tocar las campanas.
El acto tuvo lugar en la Plaza de la Madera, junto a la puerta Oeste de la iglesia de Santa María del Azogue, y no lejos de su torre, cuyas campanas sonaron muchas veces para anunciar y convocar a sus vecinos a los diversos actos religiosos, o para informarles de algún acontecimiento feliz o desgraciado.
Junto a la puerta de la iglesia colocaron un campanario portátil con dos campanas, nuevas y con buen sonido, una de 125 kilos y la otra de 85, fabricadas en Fundiciones Quintana, empresa ubicada, desde hace ya muchos años, en Saldaña (Palencia). Esta empresa, prestando las campanas, colaboró en la realización del acto junto con el Ayuntamiento de Benavente.
Muy cerca de este campanario colocaron otro, en miniatura, con espadaña, pequeñas campanas o esquilas, y hasta un nido de cigüeña. Idea y construcción llevada a cabo por Luis León, el de Revellinos de Campos, que es uno de los más activos y conocidos en la comarca de Benavente. Luis, además de campanero, sigue ejerciendo de sacristán y hasta de monaguillo en la iglesia del pueblo, como cuando era niño.
La presentación del encuentro corrió a cargo de uno de los campaneros. Antes de comenzar pidió un minuto de silencio por los compañeros fallecidos, que pertenecían, como él, al “Grupo de Campaneros Zamoranos”, quienes se han encargado de la organización.
En Benavente se han reunido, para tocar las campanas, campaneros de los siguientes pueblos de la provincia: Andavías, Arcos de la Polvorosa, Bretó, Barcial del Barco, Fontanillas de Castro, Gema del Vino, Manganeses de la Lampreana, Pajares de la Lampreana, Revellinos de Campos, Riego del Camino, San Cebrián de Castro, Santa Eufemia del Barco, Santovenia del Esla, Santa Cristina de la Polvorosa, Villaveza del Agua y Villarrín de Campos.
Casi todos son personas ya mayores y están jubilados. Y es que el de campanero es uno de los oficios que perdura y sigue en alza gracias a estos hombres, muchos de los cuales estuvieron y estan al servicio de la iglesia y el cura de su pueblo, primero como monaguillos y luego como sacristanes, y que, entre otras funciones, tenían que tocar a misa, a funeral, o en otros momentos de la vida eclesial.
En la actualidad, y gracias a ellos, algunos jóvenes están aprendiendo a tocar las campanas, participando también en conciertos y encuentros. Y hasta existen escuelas de campaneros como la de Villabante (León) a la que asisten niños y jóvenes, amantes y deseosos de aprender y conocer todo lo relacionado con el mundo de las campanas y el campaneo.
El concierto comenzó tocando todos a fiesta o gloria, aunque cada uno a su modo, con ritmos distintos y mostrando su originalidad en el manejo de los badajos, con sonidos suaves o fuertes, y una mayor o menor lentitud o rapidez.
Hay que destacar también la atención o concentración que mostraron en el momento de la ejecución del toque, lo mismo que hacen los que manejan los instrumentos en una orquesta.
Y, tras el toque de gloria o fiesta, deleitaron a los presentes con otros de los que se hacían antiguamente, cono el de alborada, (al romper el alba, al amanecer); de rogativas (se salía con al santo al campo para pedir la lluvia); de fuego (si se declaraba un incendio en el pueblo); de difuntos (cuando alguien moría. Había toques distintos ya se tratase de hombre, mujer, niño e incluso niña); de ánimas (del Purgatorio, a las que se tenía gran devoción y veneración); de Minerva ( un toque que hacía referencia a la fiesta sacramental o en torno al Sacramento); de Angelus ( a las doce de la mañana en que se rezaba esta oración a la Virgen).
Uno de los toques más famosos y muy conocidos era el de Tentenube, que siempre interpretan en los encuentros. Se hacía cuando había una nube que amenazaba con tormenta. Iba a la torre y tocaban las campanas en la creencia de que se evitarían los daños que dicha tormenta pudiera ocasionar. Se denominaba así porque, tanto los campaneros, al repicar las campanas, como los vecinos, al oirlas, iban repitiendo, por lo bajo, estas palabras: Tente nube, tente tú, que Dios puede más que tú; si eres lluvia, ven acá, si eres piedra tente allá.
En la actualidad, en los encuentros o conciertos que organizan, también interpretan piezas modernas, bailes de moda, o que han tenido fama. En este ocasión, algunos tocaron la Raspa, causando cierta sorpresa o admiración en algunos de los asistentes.
En Benavente, en una tarde del mes de septiembre, 18 campaneros de la comarca y provincia han dado la nota, o mejor dicho la campanada, pero lo han hecho muy bien al tocar las campanas, olvidadas ya desde hace tiempo.
El acto ha causado admiración y ha sido novedoso para muchos de los ciudadanos que no conocían este tipo de conciertos.
Ojalá que esta actividad se repita en años sucesivos, y que se pueda contar con las campanas de alguna iglesia, tocándolas desde lo alto de la torre, para que sus sonidos se extiendan por toda la ciudad y sus alrededores. Sería muy positivo y contribuiría a recordar el pasado y la tradición relacionada con el toque de las campanas.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Esculturas y monumentos en calles de Salamanca: Barrio de san Bernardo 2.

En la calle La Alberca.
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Esfera, 1986. Hierro (círculo encajado en anillo) sobre base de ladrillo y piedra. Calle Candelario. Autor: Leopoldo Santos.
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Prisma VII, 1983. Hierro. Calle Los Villares. Autor: Angel Mateos Bernal.
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Calle Los Villares.
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Monumento a Juan de Mata. Bronce. Calle Peña de Francia.
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Calle Candelario.
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Calle La Alberca.
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Este grupo de esculturas se encuentra también en el barrio de san Bernardo, concretamente en las calles y plazas de los bloques de edificios, construidos unos allá por la década de 1950 y otros posteriormente. Están frente a la estación de autobuses y no lejos del Centro de Salud de la calle Arapiles.
Parece ser que algunas de estas pequeñas esculturas estaban instaladas en otro lugar y fueron trasladadas a este barrio, pero, por lo que se observa, no gozan de ninguna atención y cuidado, pues algunas se encuentran semiocultas por la vegetación existente en los pequeños jardines, donde fueron colocadas.
Para poder verlas bien sería necesario cortar la hierba y podar los rosales y otros arbustos que las rodean.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Artesano jubilado: José Sandín, de Benavente.

José Sandín, en el taller donde trabaja, con dos iglesias, en miniatua, en sus manos.
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Algunos de los molinos de viento que ha hecho, de distintas formas y colores.
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Una de las iglesias construidas por J. Sandín con pequeños trozos de ladrillo y piedra.

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Tres aviones, uno de ellos el Concorde.

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Casa muy original, lo mismo que el molino que esta al lado.

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Varios tipos de carros y caravanas, algunos incluso con los animales que los llevan.

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Espada y puñal de madera, una de sus últimas piezas.

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También ha hecho aperos de labranza, como muchos otros artesanos jubilados.

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Su colección de boyas para pescar. Es una gran aficionado a este deporte.

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Y no faltan los palomares, contruidos por él con cierta originalidad.

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“Tengo 65 años y aunque me jubilé hace 13, de forma anticipada y no por la edad, en realidad ya había cotizado 41, lo suficiente para poder hacerlo. Además trabajé los 41 años en la misma empresa, primero, a los 15, como pinche en un almacén que tenían los dueños y después en la gasolinera Santa Elvira situada en la Avda. Federico Silva, muy cerca de la Plaza de la Soledad y del I. B. León Felipe".
Esto me dice José Sandín Cañizal, benaventano de nacimiento y de los que ha vivido y vivirá siempre en la ciudad. Han sido muy pocas las veces que ha estado fuera de la misma. Aquí cursó estudios primarios en las escuelas de San Juan. “Pocos años, dice él, pues a los 13 comencé ya a trabajar. Con lo que ganaba pude pagarme estudios nocturnos a los que asistí al menos durante dos años más. Nos daba clase un maestro que vivía en la calle ancha”.
El trabajo en la gasolinera era bastante distinto al actual. Antes no había tanto automatismo y eran los mismos empleados quienes, manguera en mano, llenaban de gasoil o gasolina los depósitos de los coches. Y si alguna vez faltaba la luz lo hacían con una bomba accionada con una manivela. Cuando les tocaba el turno, ya fuese de día o de noche, estaban saliendo y entrando del local hacia los surtidores, soportando los fríos o los calores según la época del año.
Al contar con trabajo. J. Sandín no tuvo necesidad de salir de Benavente. Pero en la década de 1950 fueron muchas las personas que tuvieron que emigrar a Europa o a otras ciudades o regiones de España. Así ocurrió con algunos de sus hermanos que se fueron a Bruselas, a Madrid etc.
Le pregunto por sus aficiones artesanas:
“Al poco tiempo de jubilarme, hace ya 13 años, me senté aquí (señala un taburete que hay en el local donde nos encontramos, frente a una mesa de carpintero) y me puse a hacer cosas con madera. Nunca había visto nada de esto, ni había pensado en hacerlo, pero me aficioné rápidamente. Y con ello he pasado muy buenos ratos”.
Parece ser que tuvo un hermano que fue carpintero, pero lo vio poco tiempo trabajar en casa, pues se fue para Madrid siendo muy joven. Algo pudo influir en esta su afición, y dedicación de jubilado, a manejar y hacer objetos o piezas de madera.
Me cuenta también que tampoco ha asistido a curso alguno de manualidades. Pero lo que sí ha visitado son las exposiciones sobre Artesanía de Jubilados que, organizadas por el CEB “Ledo del Pozo” se han realizado durante los cuatro años anteriores:
“Si le digo la verdad esto es con lo que más he aprendido (al ver las exposiciones y leer el catálogo) Me han gustado mucho y he visto cosas muy buenas. Ya me gustaría a mí saber o poder hacer algunas de ellas”.
Le comento que las exposiciones, como los libros, tienen un fin didáctico e instructivo y luego cada persona, artista o artesano, tiene sus ideas y su imaginación, e incluso sus cualidades para realizar las cosas. Por eso son distintas, pero las de todos merecen igual atención y respeto.
La madera es el principal y casi único material que ha utilizado en sus trabajos artesanos. Tan sólo hizo con cartón un molino circular y dos palomares. Y luego las dos iglesias, a las que luego me referiré, que son de trozos de ladrillo pegados.
Comenzó con los aperos y útiles de labranza, como muchos jubilados, después siguió con carros y carretillas de mano de diverso tamaño. Tiene también dos caravanas que nos llaman la atención, dos carros de cuadrigas, y tres aviones, uno de ellos el Concorde que le gusta mucho.
Por otra parte hay que destacar los palomares, también de madera, un tanto originales en cuanto a su construcción. Los tiene circulares y cuadrados. Me comenta que revocó las paredes de uno de estos, concretamente el de cuatro plantas, con yeso mezclado con serrín de lijadora para conseguir con ello un color más parecido al barro.
Tiene también varios molinos de viento que ha hecho, como lo demás, a su modo y de acuerdo con imágenes que él pudo ver en el pasado en algún lugar o en algún medio informativo escrito o visual. Porque él, cuando trabaja, no ha tenido ni tiene delante ningún modelo, ni sigue ninguna línea predeterminada. Tan sólo ocurre esto con las dos iglesias que luego me enseña. Dice que para construirlas ha comprado los trozos de ladrillo o piedra, ya preparados, que se venden en bolsas y que dentro de ellas viene un plano o dibujo de las mismas. Lo único que ha tenido que hacer es ir pegando con paciencia, y del mejor modo posible, las pequeñas piezas de paredes y tejados hasta terminar el edificio.
J. Sandín vive en la calle La Sinoga, aunque su cochera, que le sirve también de taller, está en la calle Estameñas. Allí tiene su banco de carpintero con tornillo, torno y muchas herramientas, unas eléctricas: taladros de pie y de mano, cepillo, lijadora, etc; y otras manuales: serruchos, gubias, escofinas etc. como las que suelen utilizar los carpinteros.
“Casi todos los días me paso algunas horas aquí en el taller, incluso algún domingo o día festivo. Un rato por la mañana, antes de salir a dar un paseo y ver a los amigos, y luego algo más de tiempo por la tarde. Pero sin dejar de salir siempre que puedo, porque andar me gusta y además debo hacerlo por motivos de salud”.
También le gusta leer y lo hace casi todos los días. Es forofo de la novela negra y de las de aventuras. Me dice que tiene novelas de Agatha Christie, y muchas obras de Alberto Vázquez Figueroa, que le encandila. Con todo esto, cualquier jubilado, lo mismo que él, puede estar bien entretenido y en actividad. Y es que está haciendo lo que le agrada y le entretiene, disfrutando como nadie.
Solamente sus amigos conocen y han visto los objetos que tiene, algunos de los cuales ha expuesto en Miles de la Polvorosa, el pueblo de su mujer, cuando se celebró la fiesta de San Miguel. Y no tiene inconveniente en enseñárselos a aquellas personas que estén interesadas en verlos.
Es muy aficionado a la pesca y forma parte de la directiva de una Asociación de Pescadores Jubilados, recientemente creada en Benavente. Cada poco tiempo organizan algún viaje para ir a pescar a los ríos o embalses de la comarca. Hacen concursos de pesca, con entrega de premios a los ganadores, y concluyen el día con una comida o merienda, un buen momento para la convivencia entre todos.
Estamos ante un jubilado que ha sabido y sabe emplear bien su tiempo. Está entretenido, se lo pasa bien y aprende cada día nuevas cosas, a través de sus experiencias. Pero no deja ni un solo día de pasear, y ver a su amigos, para charlar y degustar con ellos algún vino en los bares de la zona en la que vive.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Pueblos y valles: Navianos de Valverde y la romería de El Carmen.

Vista de una parte del pueblo de Navianos. En el centro destaca la espadaña de la iglesia.
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Pórtico de la iglesia del pueblo, que tiene a Santa María como patrona.
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Techumbre del pórtioco de la iglesia, recientemente restaurada.
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La ermita de El Carmen de Navianos, en un día de romería.
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Son muchos los peregrinos que el día de la romería se dirigen hacia la ermita desde los distintos pueblos de la comarca.
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Las calles de Navianos se llenan de gente que va hacia la ermita.
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Al llegar a la ermita, los peregrinos besan el escapulario que la Virgen sostiene en su mano.
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Poco después se inicia una procesión, con la Virgen sobre las andas, hacia la explanada de la ermita, en donde se celebra la misa de la romería.
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Momento de la celebración de la Santa Misa en honor de la Virgen del Carmen, de Navianos de Valverde (Zamora).
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En el atrio de la ermita son muchos los devotos que encienden velas y se las ofrecen a la Virgen del Carmen.
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En la fiesta romera no faltan las avellanas, o perdones. Es un día apropiado para convivir.
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Imagen de Santiago peregrino, procdente de una ermita de Navianos de Valverde. Se encuentrra en el Museo de los Caminos de Astorga. Formó parte de una exposición fotográfica celebrada en el Jacobeo 2004.
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Cabildo o directiva de la cofradía, con el alcalde del pueblo, en el 2004, año en que se publicó este reportaje. Ellos son los encargados de sacar en procesión a la imagen de la Virgen del carmen sobre las andas el día de la romería.
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Navianos es un pueblo de la comarca de Benavente, en el valle de Valverde, Vallem viridem,(valle verde), por el que pasa el arroyo Castrón. Su nombre terminado en -anos y que se aplica a gentilicios, nos lleva a pensar en que, gentes procedentes de Nava o Navia, localidades de otras regiones, iniciaron el poblamiento, lo mismo que se dice que ciudadanos del Bierzo leonés o de Asturias fueron los que llegaron a los pueblos de Bercianos y Asturianos, etc. Así ocurrió con Navianos. Hay quienes opinan, por su parte, que este nombre también puede provenir, aunque no sea este el caso, de la palabra Nava, utilizada en el vasco actual y que significa valle y llanura próxima a elevaciones o montañas. Tenemos que respetar esta acepción, máxime cuando por aquí también existen campos o llanuras, próximas a un valle o río. Incluso, algunos otros, atribuyendo al nombre un origen céltico, asocian la palabra con nave, por alusión a la forma que tiene algún otro pueblo de otras regiones, denominado así, y que está situado en un alto valle, entre dos vertientes. Tampoco es este el caso. Tan sólo, si dejamos trabajar a nuestra imaginación, relacionaríamos a su romería de El Cármen con las naves, los marineros y el mar, pues ella es Virgen Marina, patrona de muchos pueblos que tienen y disfrutan del mar.
Navianos, en este mes de Septiembre, concretamente el tercer domingo, celebra su Cármen, "El Carmen de Navianos", una de las romerías más famosas y concurridas de esta comarca de Los Valles de Benavente, e incluso de las más conocidas en la provincia de Zamora. Es frecuente oír, días anteriores a la celebración, frases como éstas: El Domingo es El Cármen de Navianos, ya está cerca El Cármen de Navianos o ¿Vas a ir al Cámen de Navianos?... El Cármen, El Cármen, etc. Como que la gente se preparase para ello. Lo que en principio era una romería local ha pasado a convertirse en comarcal e incluso provincial. Pero principalmente acuden a ella ciudadanos de los valles del Tera, Esla, Órbigo Eria y Vidriales y, por supuesto, los del valle de Valverde, su valle. La comarca de Los Valles de Benavente se junta en Navianos, en torno a una ermita, y para celebrar una romería "El Carmen".
Desde primeras horas de la mañana, y desde los distintos pueblos, comienzan a salir los romeros o peregrinos hacia Navianos. Y lo hacen en coche, ciclomotor, bicicleta y, últimamente, muchos, andando, queriendo dar más sentido religioso a su peregrinación. Incluso algunos caminando con los pies descalzos, por alguna promesa realizada, o para pedir algún favor a la Virgen, marinera y campesina. También por estos lugares hay gentes creyentes y piadosas, capaces de gran sacrificio y esfuerzo por conseguir favores de la divinidad. Al llegar a la ermita, aunque cansados, asistirán a alguna de las misas que para ellos se celebran durante la mañana y cumplirán con lo estipulado en estos casos, incluso besarán el manto de la Virgen del Carmen, que les estaba esperando. Luego, descansarán en torno a la ermita, antes de regresar a sus pueblos, tras cumplir con el rito de la peregrinación.
La ermita se encuentra en el lugar más elevado de la ladera, no lejos del mismo pueblo. Es un edificio bien cuidado, de forma rectangular y con espadaña. Tiene tres naves y en la central, en el presbiterio, vemos la imagen de la Virgen, patrona y protagonista de la romería. Conserva abundantes exvotos en las paredes de la nave lateral derecha. Son ya muchos los años de celebración y muchos los devotos que han pasado por aquí. A las puertas de la Ermita se venden también objetos relacionados con la Virgen y la fiesta.
El exterior dispone de una pradera extensa, en donde se instalan los puestos del mercado, bares y demás servicios que suelen acompañar a todas las romerías. Entre los feriantes hay varios que venden avellanas, por lo de "los perdones", que es momento apropiado y del agrado de la virgen.
Desde lo alto de la Ermita se divisa un bello panorama del Valle Verde, como quisieron llamarlo con toda razón los que, desde hace mucho tiempo, se instalaron en él. Al fondo, entre abundantes chopos, se divisa el pueblo de Mozar, no lejos del cual el Castrón cede sus aguas al río Tera.
Dispone además Navianos de una Iglesia, también con Espadaña, que destaca, en su interior por las esculturas y pinturas del retablo del altar mayor, necesitadas de atención, como las de otros muchos retablos, de otras muchas iglesias, de otros muchos pueblos de esta comarca y de esta provincia. Pero, en este día romero, se centra toda la atención y actividad en la ermita.
Durante el verano en el que publiqué este reportaje en La Voz de Benavente y Comarca (año 2004, que era Año Jacobeo), Navianos fue un poco más conocido, no sólo por su romería, sino también por la imagen de su Santiago peregrino, cuya fotografía formaba parte de la exposición sobre “Santiago en los Valles de Benavente” , organizada por Macovall 2000 (Mancomunidad de los Valles) y con la colaboración del Centro de Estudios Benaventanos "Ledo del Pozo"
La imagen se encuentra en el Museo de los Caminos de Astorga, pero tal vez fuese venerada en Navianos, en una ermita desaparecida, que estaría dedicada al Apóstol. Se trata de una talla en madera policromada, de bulto redondo. El apóstol se presenta con túnica larga hasta los pies, con un libro abierto en su mano izquierda y algunos atributos propios del peregrino, como morral, sombrero con venera, etc. Los que no la conocían tuvieron ocasión de ver su fotografía ampliada en esta exposición que, durante los meses de Julio a Octubre, de modo itinerante, estuvo recorriendo algunos de los pueblos de los valles. Se pretendía con ello conmemorar el Año Santo Jacobeo y recordar el peregrinaje, por estas tierras, desde hace siglos, así como los lugares con advocaciones jacobeas. Pero también dar a conocer a los pueblos y a sus gentes, deseosas del progreso y desarrollo del que disfrutan otros ciudadanos. Ellos, conscientes de la despoblación existente, desean que sus pueblos pervivan, como perviven sus imágenes, sus iglesias, sus ermitas y romerías, y sus tradiciones, todo ello muy respetable y respetado por los amigos del Patrimonio.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Día del Tamborilero en las Fiestas de la Virgen de la Vega en Salamanca.

Los distintos grupos de tamborileros se dirigen por la calle Zamora hacia la Plaza Mayor, en donde actuará cada uno de ellos.
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Les acompañan también las mujeres que bailarán al son de la gaita y el tamboril.
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Cuatro tamborileros actuando sobre el escenario instalado en la Plaza.

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Grupo procedente de un pueblo de Salamanca, tal vez los de más edad de todos los que participaron. Su actuación llamó la atención a todos los presentes en la Plaza.
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Dos del grupo anterior que, a pesar de la edad, ejecutan el baile con toda perfección, al ritmo marcado por su compañero, aún de mas edad que ellos.

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Algunas de las mujeres que bailaron cuando tocaban los distintos grupos de tamborileros.
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A pesar de su edad, sigue tocando la gaita y el tambor. Y lo hace muy bien. Una vez más vale lo de que la experiendcia es ciencia.
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De la provincia de León actuó este tamborilero más joven, que representó a los de la Maragateria y el Bierzo.
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Una pareja, vestidos de charros, bailan al son de la gaita y el tamboril.
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Otro grupo ejecuta el baile de las cintas en torno a un palo, al ritmo del tamboril y la gaita.
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Las siguientes fotografías nos muestran los trajes de hombres y mujeres, con algunos detalles, y la variedad de tambores en cuanto a materiales, formas y, sobre todo, los adornos que algunos tienen.

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El Día del Tamborilero es uno de los actos o actividades con más sabor tradicional con motivo de las fiestas de la Virgen de la Vega, patrona de Salamanca. Lo celebran desde hace ya 23 años, y cada vez es mayor el número de los participantes. En esta ocasión han acudido tamborileros, no sólo de la ciudad y provincia, sino también de León, Zamora, Cáceres y Huelva. Toda una muestra de folclore popular en el que los instrumentos son únicamente la gaita (pequeña flauta a modo de chirimía), y el tamboril, tocados ambos por la misma persona. También contaban con el grupo de personas, hombres o mujeres, que ejecutaban los bailes o danzas, al ritmo de los citados instrumentos.

Esta tradición de que sea la misma persona quien toque los dos instrumentos tiene raíces antiguas, se conoce por documentos medievales, y se puede ver en imágenes de la época, siglos XII y XIII. En Salamanca y algunas otras provincias como León y Zamora ha perdurado gracias a las asociaciones o peñas defensoras y promotoras de este tipo de tradiciones.

Nos llama la atención, pero no nos sorprende, que una gran parte de esas personas, los tamborileros, sean mayores de edad, ya jubiladas, algunos incluso con casi 80 años, y que siguen tocando y bailando con elegancia y normalidad, como si de jóvenes se tratase. Son ellos quienes más y mejor lo viven, porque conocen bien los toques, los sones y los bailes, desde hace ya muchos años. Y lo que desean es que la tradición siga adelante, que las nuevas generaciones recojan su legado. De hecho hay varios grupos de tamborileros jóvenes, que también participan..

Este día ha servido para que muchas personas de la ciudad o de los pueblos de la provincia, y también los numerosos turistas o forasteros que cada día llegan a Salamanca y visitan su Plaza Mayor, se hayan detenido a escuchar a los tamborileros y ver los bailes o danzas que interpretan. Además han podido admirar sus trajes y vestidos charros unos, maragatos otros, o de tierras de Zamora y Andalucía algunos. Y no sólo los trajes y vestidos en conjunto, sino también cada una de las prendas de que constan, incluso el calzado o los sombreros, etc. Todo digno de contemplación y de admiración para los amantes del pasado y de su folclore y tradiciones.

No hay que olvidar la variedad de toques, sones, y bailes. Ni tampoco la diversidad de flautas al menos en lo que se refiere a su confección o decoración, ni los tamboriles, hechos con distintos materiales, y sobre todo decorados de un modo muy vistoso y variado..

La organización del acto corrió a cargo de la Peña el Tamboril de Salamanca, muy conocida en la ciudad y también en la provincia, por sus actividades y numerosas actuaciones a los largo de los años. Y los participantes fueron 22 grupos.

La celebración del Día del Tamborilero en Salamanca contribuye a dar a conocer un poco más este tipo de folclore, propio de algunas localidades de esta y otras provincias de Castilla y León. Su difusión es mucho mayor precisamente en esta ciudad a la que todos los días llegan de distintas partes, de España y de otros países, numerosas personas atraídos por sus monumentos y museos, y también por el ambiente cultural que debe haber siempre en ella. En esta ocasión, en los tamborileros se unen la cultura y la tradición.

El día del tamborilero, y la Ofrenda floral a la Virgen de la Vega, han sido los dos actos con más sabor tradicional entre las muchos y variados que se organizan en Salamanca, con motivo de la celebración de las fiestas en honor de su patrona.

Ojala que, en años sucesivos, los organizadores no se olviden de ellos, sino que incluso los potencien, pues no dejan de ser un modo de recordar el folclore y las tradiciones del pasado. Además, son muchas las personas que participan, aunque sean sobre todo los mayores. Y es que estos son quienes más y mejor pueden conocer y transmitir sus vivencias, y también sus conocimientos, pues siempre tienen algo que decir y enseñar a los demás.