domingo, 8 de julio de 2012

Manuel Díez Barrigón, de Santibáñez de Vidriales.



Manuel Díez con el escudo de Santibáñez, idea suya, y hecho por él, unque no sea el oficial.

Manuel Díez Barrigón es de familia de herreros. Él mismo aprendió y ejerció el oficio a partir de los nueve años con un tío que tenía en Santibáñez de Vidriales, y que era uno de los herreros del pueblo. Aquí ha vivido casi toda su vida, con la excepción de diez años en que, por diversas razones, se fue a trabajar a Guipúzcoa. Pero nació en Santa Eulalia de Tábara y allí curso gran parte de sus estudios primarios.
Está casado y tiene tres hijos, uno de ellos heredó su oficio, aunque se dedica más a la carpintería de aluminio, pues los trabajos que se hacen en la antigua herrería son muy pocos en la actualidad, por eso casi todos los herreros o sus sucesores trabajan con materiales distintos al hierro, de acuerdo con los usos y necesidades de hoy.
Siempre le gustó elaborar piezas de artesanía, aunque fuese en miniatura, pero el trabajo en la herrería era obligado y necesario para vivir. Antes se dependía mucho de este y de los demás oficios, pues muchos utensilios para la casa y para la agricultura se hacían en los talleres existentes, en este caso en la fragua.
Ha sido al jubilarse hace ya cuatro años, tiene ahora 69, cuando empezó con esto y ha confeccionado ya varios escudos: el de Zamora, el de Santibáñez y el de su propio apellido. A base de hierro y chapa, y para hacerlos, se ha servido de un libro en el que están dibujados.

Otros escudos: el de Zamora y el de su propio apellido.

El escudo que más le gusta y en el que puso más interés y originalidad fue en el de Santibáñez de Vidriales, que tiene colgado en la pared de pasillo de entrada a su casa. Ha sido idea suya y tiene su mérito, aunque no tenga carácter oficial, pues para ello tendría que ser solicitado por el ayuntamiento y cumplir los requisitos legales. Me explica que es de chapa, en relieve, con clavos de puertas o portones a su alrededor y, como símbolos, representa o tiene en sus cuarteles lo siguiente:
-El brazo de bronce de la escultura romana imperial hallada al construir la carretera que atraviesa el yacimiento del campamento romano, y que se encuentra en el museo de Zamora.
-La ermita de Nuestra Señora del Campo, enclavada en el centro de la antigua ciudad romana de Sansueña, no lejos del recinto campamental.
-Una vid, en alusión a las abundantes viñas que hay en el valle de Vidriales.
-Unas zapatillas de época romana, procedentes también de excavaciones en el lugar.
-Y, por supuesto, la corona real, de acuerdo con la legalidad, y la forma y los colores apropiados en cada caso.
Me enseña también una fragua en miniatura, como era la suya, y en la que no falta el horno con el fuelle manual, la chimenea, el yunque, los martillos, los mazos y algunas otras herramientas manuales. Y, cosa curiosa, ahora está intentando reproducir, también a tamaño reducido y con mucha paciencia, las distintas máquinas o útiles que utilizaba en su trabajo con el hierro. Tiene ya el macho pilón, el esmeril y ahora está con  el taladro. También ha hecho en miniatura el potro de herrar al ganado vacuno, tarea ésta que antiguamente corría igualmente a cargo de casi todos los herreros.

Su fragua en miniatura.
Algunas de las máquinas de su fragua en tamaño muy pequeño.
La máquinas a tamaño natural.
También tiene un pequeño potro de herrar al ganado vacuno.


Conoce bien a su pueblo y su historia. Sabe que no lejos de Santibáñez se instaló en el siglo I un campamento romano, Petavonium, cuyos restos excavados, y las demás instalaciones son muy visitadas. Como lo es, desde hace ya varios años, el aula de interpretación del yacimiento, en la que se puede ver y conocer algo sobre la vida y costumbres de los romanos: su forma de vestir, de trabajar, y también de luchar. Y Manolo, el herrero y ahora artesano jubilado, ha reproducido también en hierro algunas de las armas ofensivas prerromanas y romanas que se ven en el aula, entre ellas la falcata, la lanza, el pilum, etc. Y lo hace con toda perfección y exactitud.



Reproducción en hierro de algunas armas romanas.

Por último me enseña un candil y el molde del que se ha servido para hacerlo, también preparado por él. Y para demostrarlo coge una chapa, la introduce en dicho molde y en muy poco tiempo prepara la forma y el hueco de otro candil, que luego, con más detalle, deberá perfeccionar. Y todo ello en un instante, como ocurre con toda pieza fabricada, sirviéndose de moldes.

Antiguo cándil de mecha y aceite.

Nadie pone en duda su ingenio, agudeza y capacidad de creación, y menos al enseñarme una cortadora de chapa que ideó, fabricó y utilizó mucho en su fragua y que ahora sigue utilizando su hijo en la carpintería de aluminio. La verdad es que corta con precisión y seguridad desde chapas de metal hasta un papel, por fino que sea. Y tal vez mejor que otras que gozan de la debida patente. Pero la suya es de uso exclusivamente familiar.
Después de ver todo esto, no podía ocurrir de otro modo que Manolo, el de la fragua de Santibáñez, al jubilarse, dedicase u orientase parte de su tiempo a elaborar objetos, piezas, miniaturas, relacionadas con su antiguo oficio de herrero, el que desempeñó durante toda su vida. 

Bicicleta y portalapiceros.
Gallo

Su trabajo anterior le ha proporcionado los conocimientos suficientes, basados gran parte en la práctica, para lo que ahora hace o realiza y en lo que pasa sus mejores ratos, que además le sirven de distracción y entretenimiento. Esto hace que siga activo o si queremos en actividad, tan necesaria en la etapa de la jubilación. Pero ahora haciendo lo que le agrada y dedicando a ello el tiempo que quiera. Porque, si antes trabajaba para los demás, por encargo y para vender sus piezas, ahora lo hace, en parte, para su satisfacción personal, y también la de sus familiares y amigos y de todas aquellas personas que vean los objetos y piezas que elabora.
Sobre los materiales que utiliza en su trabajo artesano, ni que decir tiene que fundamentalmente es hierro, chapas de este mismo material y algo también de aluminio e incluso madera en aquellas que lo requieran. Porque él me dice que no tiene problema alguno en la utilización de cualquiera de estos materiales, pues lo ha hecho siempre.
Y por lo que se refiere a las herramientas en sus trabajos artesanos se sirve principalmente de algunas de las que ya tiene en su fragua y de otras necesarias para las pequeñas piezas que hace.
Manolo es además coleccionista de piezas u objetos relacionados con el pasado y la tradición. Sobre ello ya he publicado un reportaje en este blog.