martes, 16 de octubre de 2012

Artesano jubilado: Antonino Delgado, de Villaobispo de Vidriales.





Antonino junto a algunas  de sus esculturas, un gran relieve en madera de nogal, y dos pequeñas imágene
        
            “Nací y he vivido siempre en Villaobispo de Vidriales, aunque intenté salir fuera en varias ocasiones, en busca de un trabajo que fuese de mi agrado y sobre todo que me asegurase poder sacar adelante a la familia y me diese la oportunidad y posibilidad  de desarrollar mis cualidades, pues ya desde niño me sentía atraído por este mundo del arte. Pero las cosas no fueron como yo quería y mis viajes a Gijón, Madrid, y otras ciudades en busca de ese trabajo no salieron bien. Incluso en Zamora, la capital de esta provincia, a los 12 años quise matricularme en la Escuela de Artes y Oficios y me ofrecieron ir a trabajar a la Granja Florencia. Como en este lugar se trataba de trabajos relacionados con la agricultura y la ganadería, decidí quedarme en mi pueblo y en mi casa para hacer lo  mismo”, me cuenta, de entrada, Antonio.
            Huérfano de padre a los cuatro años, una vez terminados sus estudios primarios, tuvo que ponerse a trabajar muy pronto. Y también pronto empezó a tallar la madera. Cogía tablas y palos y con la navaja hizo algunas de las piezas.
            Ha trabajado, no solo en la agricultura y algo de ganadería, sino también en la construcción y, sobre todo, en la venta ambulante durante muchos años. Esto era un complemento a los demás ingresos. Iba en bicicleta o a caballo por los pueblos de la comarca a vender abonos minerales, insecticidas y veneno para los sembrados y viñedos. Lo hacía muchos días después de terminar los demás trabajos, aunque fuese de noche, incluso los domingos. “No me quedaba más remedio, si quería sacar adelante a mi familia”, repite de nuevo. Y es que Antonio se casó y tuvo cinco hijos. Los años eran difíciles y los ingresos, a veces, pocos. Sus hijos están ya colocados y algunos con estudios superiores y buen trabajo.
            Tiene ya más de 75 años y ejerce de jubilado. Ahora puede dedicar más tiempo a sus aficiones artísticas y a desarrollar aquello que sentía desde la niñez y que entonces le fue imposible realizar. Me enseña lo que ha hecho y lo que está haciendo: esculturas de bulto redondo, relieves, marcos para cuadros, perchas, maquetas, etc.
            En sus tallas utiliza la madera, principalmente la de negrillo, aunque tiene algunas con madera de cerezo o encina. En los marcos para cuadros es un tanto original y creativo, pues los hace con papel, trozos pequeños de papel en forma cuadrada o triangular, que pega y luego barniza o pinta. En las perchas utiliza madera, y patas o cuernos de animales para colgar los objetos. 

Otros dos de sus relieves.



Paloma nirando hacia atrás.
El Caballito de Antonino, una de sus primeras obras.
Perchero de madera y con aptas de animal.
Marco de cuadro para fotos o pintura, hecho con papel.
Antonino mostrando las herramientas con las que trabaja.

            Casi todas sus esculturas o relieves están hechas sobre una pieza de madera única y entera, solamente, sin uniones o añadidos.
            “A mí nadie me ha enseñado, todo es idea mía. Lo hago como se me ocurre y puedo. Siento no haber estudiado, para poder haber sido algo distinto en la vida, al menos en esto que fue siempre mi afición”.
            Su mujer, que está presente, asiente a todo y añade: “Si es que tiene vicio con esto. Está todo el día pensando a ver qué hace. Antes no podía por los niños, el trabajo en el campo y demás. Pero ahora tiene más tiempo, aunque también, al ser mayor, va fallando algo la vista, el oído, la memoria, etc.”
Pero, a pesar de lo que dice su mujer, veo que Antonino se encuentra física e intelectualmente bien. Estoy seguro de que puede seguir con sus aficiones artísticas, y ojalá que lo siga haciendo, durante muchos años. No son muchas las personas dotadas de cualidades de este tipo, aunque nada se consigue tampoco sin gran esfuerzo.
            Aunque en principio no era muy conocido, pues ni sus propios vecinos sabían lo que hacía, ahora sí lo es, pues ha expuesto ya algunas de sus piezas en Camarzana de Tera, en Benavente hace años, y en Zamora y Salamanca, en ferias o exposiciones colectivas de artesanos populares.
            Se muestra dispuesto a participar de nuevo en una exposición de artesanía de jubilados como las que el CEB “Ledo del Pozo” organizaba durante la semana de la FEMAG en Benavente.
            Antonino vive, desde hace años, en una casa nueva que da a la carretera y en la que él mismo trabajó como albañil, un oficio que añadir a los otros desempeñados a lo largo de su vida. Y aún más, ahora está preparando la verja que colocará alrededor de la vivienda. Él corta las barras de hierro, las dobla, suelda y coloca. Pero sin olvidar sus trabajos artísticos con la madera: esculturas y relieves, porque eso es lo suyo y en lo que desde que era pequeño está pensando constantemente.
            Para hacer sus imágenes y demás piezas tiene casi siempre delante alguna fotografía o dibujo, que le sirven de base, aunque al final las hace más según le parece a él, que como se muestra en la fotografía. Algunas de ellas, tal vez la más originales y a las que tiene mayor aprecio, son las de San Miguel, la Virgen de Fátima y la Milagrosa.


Grupo de escuilturas y relieves .

            No me puede decir con exactitud el número de horas de trabajo que dedica o ha dedicado a cada una de las piezas, porque lo suele hacer en momentos diversos del día y a veces parte de la noche. Respecto a esto, dice que, antes de jubilarse, lo hacía casi siempre después de regresar del trabajo del campo o de la venta, más o menos desde las diez hasta las dos o las tres de la madrugada. Había que descansar también, pues le esperaba el trabajo del día siguiente.