domingo, 21 de octubre de 2012

Los Gansos del Caño de los Molinos, en Benavente.




Gansos en marcha, aguas arriba del Caño de los Molinos.
Algunos días un grupo de gansos de los que hay en el Parque de La Pradera, salen de dicho lugar y emprenden la marcha, aguas arriba del Caño de los Molinos, y a veces llegan hasta el puente de El Sequedal. Da la impresión de que se lo pasan bien (así piensan quienes los ven y contemplan). Y es natural, pues están en su ambiente (habitat). Quieren gozar y disfrutar de un espacio más extenso y amplio y no solamente del que disponen en la antigua pradera y cerca de la fuente mineral, que por cierto está muy bien acondicionado y no les falta de nada. Pero necesitan descubrir nuevas rutas y por eso salen del lugar.
En su recorrido a través del cauce, aguas arriba, se encuentra a veces con grandes obstáculos que les impiden nadar tranquilamente: árboles caídos, ramas, maleza, y otras suciedades, no de su agrado. No obstante, aprovechan para comer hierbas y demás nutrientes que encuentran a su paso. Y después de dar el paseo, regresan de nuevo al lugar destinado para ellos, muy cerca de la antigua fuente mineral.

Los gansos hacen su vida cerca del Parque de la Pradera.

Y desde aqui emprenden su marcha por el Caño.

Con frecuencia se encuentran con obstáculos en el agua que les impiden avanzar.
Y no solo árboles caidos....
...sino también otro tipo de suciedad

En este lugar que se denominaba antiguamente La Pradera de la Fuente Mineral, (así lo sigue siendo para muchos ciudadanos), los benaventanos pasaron muchas horas de niños y jóvenes, jugando al futbol sobre el césped, o bañándose en los regatos y presas allí existentes. Y también los mayores, con otro tipo de juegos o diversiones.
En la pradera había merenderos como la Bombilla y la Ponderosa, en los que se podía degustar un buen conejo de monte, o callos y bacalao bien condimentados. Cerca de los merenderos, podían jugar a la rana y a otros juegos populares y autóctonos, podían también cantar, acompañados de guitarra manejada por algún experto  e incluso bailar, en ocasiones, al son de un organillo. Por entonces había gente para todo, algunos actuaban como verdaderos artistas. No faltaba camaradería y buen humor en muchos de los que acudían a este lugar tan apreciado por todos. Y eran pocos los vecinos de Benavente que no bajaban con frecuencia a la Pradera..  


Imagen del año 1970, que nos muestra como era la antigua pradera.
Uno de los merenderos era el denominado La Bombilla.
Desde hace unos años, y debidamente acondicionado, este espacio funciona a modo de parque natural, y todo el que lo desee puede disfrutar de lo que se le ofrece: jardines con plantas diversas, que se llenan de flores en primavera, árboles variados, algunos centenarios, fuentes, y otros adornos no naturales.
También se ha instalado allí la ciudad acuática y deportiva, con las piscinas de que dispone la ciudad para el verano y el invierno, con toda la infraestructura necesaria para ello. Y allí pueden ver patos y gansos, como los que de vez en cuando suben nadando por el Caño, aguas arriba. 

La antigua Pradera se convirtió en un pequeño parque con piscinas y abundante vegetación.
En la misma pradera y rodeada de castaños silvestres, de gran altura y antigüedad, de mimbreras y de otros árboles, se encuentra la Fuente Mineral, a la que  P. Madoz (1845) ya se refería de esta forma: “De las fuentes que hay en las inmediaciones de Benavente destaca la que hay junto a un caño de agua que sale de una presa más arriba del molino de La Sorribas…Sus aguas saludables pertenecen a la clase de las ferruginosas y tienen propiedades curativas. De ellas hicieron uso muchas personas enfermas y también sanas…”.
Por lo que me cuentan, casi todos los que se acercaban a la Pradera para pasar la tarde, e incluso el día, no se iban de ella sin probar el agua de la fuente. A veces se formaban grandes colas  a la puerta de la caseta en la que se encuentra el pozo.



Junto al Caño se encuentra la antigua Fuente Mineral.
Por otra parte, actualmente, el Ayuntamiento, a través de Escuelas Taller, está limpiando y acondicionando el Prado de las  Pavas, el otro paraje, próximo a la Pradera.  Se trata de una porción de tierra, antiguamente propiedad de los Condes de Benavente y que formaba parte de sus amplios jardines, en los que además de árboles y diversidad de plantas y flores tenían también aves como las pavas, que le han dado el nombre. Pasó después a ser propiedad  del Conde Patilla y de sus herederos, a quienes se lo compró una familia benaventana. Y hace unos años fue adquirido por el Ayuntamiento.
El Prado que estaba, hasta hace poco tiempo, lleno de chopos y demás vegetación, se está convirtiendo, pues todavía no lo está, en un nuevo parque natural. Forma una pequeña isla rodeada también por las aguas del Caño de los Molinos, que, al llegar a la Pradera se bifurcan y se convierten en los dos ramales que rodean  ambos espacios.

Arco del antiguo puente medieval sobre el Caño, y cerca del Prado de las Pavas, ya sin chopos.
El Prado de las Pava en un momento del cambio para convertirlo en Parque Natural
Las obras del Prado de las Pava aún no han concluido.
Está visto y comprobado que las aguas de este Caño, al llegar a Benavente, han tenido siempre y siguen teniendo gran importancia para la ciudad, antes villa. Porque los ríos, más o menos caudalosos, que la rodean, quedan algo lejos. Así lo contaba el autor citado anteriormente:
“Destacan el Esla y el Órbigo como los más cercanos y que más contribuyen a fertilizar sus campos y de los que parten caños o brazos para servir a varios molinos harineros… Uno de ellos es el de La Sorribas, con nueve muelas impulsadas por las aguas de un Caño que sale del Órbigo… Y no lejos se encuentra el molino llamado de La Ventosa, que emplea ocho muelas en reducir el grano a harina…Poco después el Caño llega de nuevo al Órbigo…”. Y sobre el Esla, al que llama caudaloso, dice que “pasa a una mayor distancia de la villa…”
El Caño de los Molinos ha sido testigo de los avatares del Castillo de Benavente, pues pasaba muy cerca de él en la época de los Condes, que utilizaron las aguas para el Palacio y sus amplios jardines; ha prestado y sigue prestando un gran  servicio a los antiguos molinos, hoy industrias harineras; proporciona frescor durante el verano a la ciudad de Benavente; contribuye con su vegetación y arboledas a la belleza del paisaje  y también a que el subsuelo de toda la vega se mantenga húmedo y sea más productivo.
Y gracias a él los patos y gansos cuentan con agua suficiente para nadar y pasear aguas arriba, a la espera de poder hacerlo también, algún día, aguas abajo. Porque ellos quieren ampliar su recorrido y conocer el entorno de estas pequeñas islas que forman la Pradera y el Prado de la Pavas. Esperan hacerlo algún día y contribuir a dar vida también al prado-parque. E incluso seguir bajo el Puente de Hierro, hasta llegar al final. Aunque prefieren esperar un tiempo hasta poder ver su cauce limpio y más de acuerdo con lo que exige el respeto a la naturaleza y al Medio Ambiente, como se ha hecho en otros lugares. Además éste es un Caño con historia y tradición, cuyo nombre ayuda a recordar el pasado y muchos de los acontecimientos ocurridos en la ciudad. Por eso merece estudio, respeto, atención  y cuidado. 

Los gansos siguen subiendo aguas arriba por el Caño.
Se sienten bien cuando está limpio y sin obstáculos...
Llegan hasta el puente de El Sequedal y a veces continúan hasta la compuerta.
Al parecer, por estas tierras, algunos ríos, arroyos, canales y caños tienen que esperar todavía algún tiempo para tener la consideración que se merecen. Pero no hay que perder la esperanza de que pronto la acción humana intervenga y no falten proyectos e iniciativas a favor de todo el Caño, lo mismo que ha ocurrido en la zona de la antigua Pradera y en el lugar denominado Prado de las Pavas.