viernes, 16 de noviembre de 2012

Artesano jubilado: Ángel Mañanes, de Benavente.



Ángel Mañanes junto a su As de Copas.

Son muchas las personas de Benavente y su comarca que conocen a Ángel Mañanes por su oficio o trabajo como chapista. También muchas las que le conocen como músico por afición y con gran dedicación. Y son ya menos, los mas cercanos a él, quienes saben algo de su faceta o trabajo artesano, que, también por gusto o afición comenzó hace tiempo y que ha incrementado desde hace un año en que se jubiló. Y aunque no sean muchas las obras u objetos que ha realizado, uno de ellos, el AS de COPAS, es suficiente para mostrarnos su ingenio y sabiduría artesanal.
Aunque nació en San Cristóbal de Entreviñas ha vivido casi siempre en Benavente, pues sus padres se trasladaron a la ciudad cuando contaba con tan sólo dos años de edad. Aquí cursó estudios primarios, concretamente en las escuelas de San Juan y de Fernando II y aquí, a partir de los 14 años comenzó a trabajar de chapista, como empleado en un taller de la ciudad, lo cual le sirvió de aprendizaje: “Hacíamos cabinas para tractores y camiones, sobre todo para los camiones de desecho del ejército, que venían sin ellas. También preparábamos tuberías y codos para las fábricas de harinas y otras obras relacionadas con la chapa. Después, al regresar de la mili, con 22 años, cogí un taller por mi cuenta, y en él he trabajado 51 años, hasta el año 2008 en que me jubilé al cumplir los 65”.
Su trabajo tan sólo se interrumpió momentáneamente mientras cumplió el servicio militar, nueve meses en el Cuartel del Regimiento Toledo de Zamora. Este ha sido casi su único viaje, o al menos el más duradero y el más lejos de casa, a lo largo de su vida, con la excepción de los realizados con la orquesta y charangas, que le han permitido conocer gran parte de los pueblos de esta comarca.
En su familia nadie desempeñó este trabajo u oficio, pues su padre era tratante, compraba y vendía pieles, lana, manzanilla, etc., y su abuelo trabajó toda su vida en el campo.
Pero a pesar de dedicar tantas horas a su trabajo diario de chapista, Ángel ha tenido tiempo para atender como es debido a su otro trabajo o afición, la música, que le servía de complemento y también de distracción. Y además, ya al final de su vida laboral, y sirviéndose de los conocimientos de su oficio de chapista, sacó horas para realizar, como ya he dicho, algunos trabajos de artesanía con gran ingenio, sabiduría y belleza.                  
En relación con la música voy a destacar algunos aspectos, aunque su dedicación ha sido tal que merecería un capítulo aparte. Porque, si en lo de chapista no ha habido precedentes en su familia, sí en su afición por la música, a la que él siempre ha considerado como un trabajo más, que necesitaba preparación y tiempo.
“Fue un tío mío, por parte de mi madre, quien me inició en ello a los 9 años. A esta edad, con pantalones cortos, me dice, ya salíamos un grupo a tocar por los pueblos. También tocábamos en Benavente, en El Jalisco y en el salón de baile de Los Pastores. Después en la banda dirigida por el maestro Reborditos, a cuya formación contribuimos, entre otros, Franganillo y yo”.
Parece ser que estudió solfeo durante tres años con la ayuda de su tío Juan del Castillo. Utilizaban por entonces el método Eslava. Y pronto comenzó también con los instrumentos, con los que después iba a tocar por los pueblos.
“Empecé con un trombón que compré en la chatarra de Tosal por 10 duros (50 pesetas) y que me reparó un componedor. Formamos entonces la orquesta Ritmo cinco personas (solamente vive una, Bernabé) y tocábamos por los pueblos. Poco tiempo después aprendí a tocar el saxofón. Mira, era éste que tengo por aquí ya deteriorado y que me he propuesto recomponer. También lo compré de segunda mano. Es muy antiguo. Por último, ya en la banda municipal, toqué el bombardino. Y ahora he pasado  al trombón de varas que toco con el grupo o charanga ‘Viejas Glorias’ en los bailes y fiestas de los pueblos de la comarca”.
El trombón y la trompeta.
Angel y los instrumentos musicales que toca.
Aquí lo vemos tocando el saxofón.

El otro aspecto al que me he referido, como artesano ya jubilado, aunque ha realizado algunos otros objetos con chapa, como una especie de mesita para colocar la televisión y las revistas, un bastón etc., hay que destacar el AS de COPAS, una pieza de gran tamaño. Sobre esto me cuenta lo siguiente:
“Hace varios años, viendo los naipes de una baraja, estuve un rato pensando en la posibilidad de reproducir alguna de las imágenes en chapa. Y elegí, no sé por qué razón, el AS de COPAS. En seguida me puse a medir la figura en el naipe, la dibujé a gran tamaño, y siempre a escala, sobre un cartón. Después con las mismas medidas, aunque de mayor tamaño aún, la hice con chapa y le fui añadiendo algunos complementos y detalles”.
Como materiales se ha servido tan sólo de chapa de un milímetro de espesor, de la soldadura y del cartón en el que lo ha dibujado. Con cartón ha hecho también las plantillas de las distintas piezas de la copa, que se convertirían en chapa. Y como herramientas contaba con las de su taller de chapistería y en este caso ha utilizado más el soldador, varios martillos, y unas tijeras para cortar la chapa.

Sobre un catón dibujó el As de Copas

Y este es el resultado final de su trabajo

Una mesita de aluminio.
También ha hecho un bastón.

Aunque haya tenido como modelo al naipe, la confección ha sido en todo cosa suya, creación suya, aplicando su ingenio y sabiduría práctica y artesana, tanto en el exterior como en los detalles que tiene. Y es que, una vez terminada, consiguió que, por medio de un mecanismo eléctrico especial, la copa se abriese y pudiera servir como un pequeño mueble bar. Para este mecanismo se sirvió de las piezas de un coche, la que actúa en el elevalunas y la del husillo del gato que lo levanta, al cambiar de rueda. Y la música que se oye al abrirla la consiguió adaptando una cinta a un contestador automático de teléfono Aún más, con varios transformadores de doce voltios ha conseguido abrir la COPA con un mando a distancia.
Ángel se siente satisfecho con esta obra que solamente por placer y distracción ha realizado. Bueno, y para probar si era capaz de conseguirlo. Y con  gusto y agrado se la enseña a todos los que pasan por su taller, pues no otra cosa siente al coger el mando y comprobar cómo, al tiempo que se va abriendo la tapa y se ve el interior, se encienden las luces y se escucha la música.


Con el mando a distancia abre la Copa.



Y se ilumina su interior...
Bebidas en el interior de la copa.
Ha empleado mucho tiempo en hacer su AS de COPAS, pues empezó dos años antes de jubilarse y lo ha completado en el 2008, ya jubilado. Ha sido en horas después del trabajo y durante los sábados por la tarde y los domingos por la mañana. Tiene pensado hacer alguna figura más de la baraja, pero no ha decidido aún cuál será. De momento seguirá con su música y formando parte de la charanga y reparando su viejo saxofón, convertido en un montón de piezas que hay que recomponer.
Familiares y amigos ya han visto el AS de COPAS, y muchos de los que han pasado por su taller. También los vecinos del barrio Federico Silva pudieron verlo en el mes de Junio durante las fiestas, pues estuvo expuesta en la Casa de Cultura  de la calle Miguel Delibes.
Ojalá que Ángel, al barajar  y contemplar las figuras, se sienta atraído y con ganas de convertir en chapa otro naipe. Sería una buena señal para su familia y  amigos, y también para él mismo, que me dice al respecto: “depende de cómo me encuentre, pues ya mis brazos y mi cuerpo van notando los fallos de la edad, y también las consecuencias del mucho trabajo realizado a lo largo de los años.”