martes, 13 de noviembre de 2012

Calle Estameñas, de Benavente.



Pasear por esta calle de Benavente, en la actualidad, aunque haya sufrido modificaciones, nos ayuda a pensar y recordar en su antigüedad,  no sólo en la arquitectura de sus antiguas casas, gran parte de ellas de planta baja y construidas de tierra, con adobe o tapial, sino también en la forma de vida y costumbres de sus vecinos, algunos con diversos oficios: hortelanos, albañiles, pasteleros, etc., y  sobre tejedores  a los que la calle debe su nombre. La estameña es un tejido de lana basta que se usa en los vestidos.
En Benavente, villa y ciudad de ferias y mercados, fueron muchos los oficios existentes, que estaban establecidos y ejercían su trabajo en determinadas calles o plazas, que el nuevo callejero las ha vuelto a recordar. Sirvan de ejemplo las calles de los Herreros, los Carros,  Carnicerías,  las Eras, etc., y las plazas de la Madera, del Grano, el Ferial, etc., o el pasaje de las Guindas, o la Ronda de los Pelambres, etc.
Al acceder a Estameñas por la denominada, en la actualidad, calle san Antón Viejo, hay que subir una pequeña cuesta y nos encontramos ya con algún edificio de tres o cuatro plantas, pero todavía se conservan varias casas  antiguas, de planta baja, construidas de tierra, con adobe o tapial, con  puertas de madera, y algunas con mirilla, y ventanas enrejadas. De vez en cuando vemos que, en el lugar que ocupaban las pequeñas casas, se han construido otros edificios, lujosos, retranqueados de la calle, con escaleras, ventanas, puertas y jardines, en donde se han utilizado la piedra, el ladrillo, cemento, hierro y otros materiales más costosos y resistentes. 

Estameñas,  al subir desde la calle San Antón Viejo.
Predominan las pequeñas casas en una parte de la misma.
Algunas reparadas con ladrillo.

De ellos hay uno, hacia el centro de la misma calle, cuya fachada tiene  dos grandes y elevadas columnas, y una especie de frontón, con rejas y escaleras de acceso, que es el que más llama la atención a los vecinos y paseantes, y también a los forasteros, sean o no amigos del patrimonio arquitectónico. Y es que el contraste de este con las pequeñas y antiguas casas es mucho mayor. Ocurre que algunas incluso están a ambos lados de este edificio. Seguro que sorprenderá a todos los que lo vean y  recordarán un pasado reciente en el que eran muchas las casas, o casonas, y urbanizaciones, que se construían por doquier. Y pensarán también en los arquitectos, aparejadores, alcaldes, concejales y planes de urbanismo, de ese pasado reciente.   

Hacia el centro de la calle destaca un edificio con columnas y frontón.

Junto a pequeñas casas.

A medida que nos acercamos a la calle La Sinoga, que se une con esta, vemos, a la izquierda, que las pequeñas casas han sido sustituidas por edificios de tres o cuatro plantas y de ladrillo. No ocurre así con los de la derecha, pues aún se conservan algunos de tapial o adobe con capacho y pequeñas puertas de madera. 


Imagen de la calle al pasar, desde la calle La Sinoga.
Casa de tapial capachada, que aún se conserva.
Con esta puerta de dos hojas.
Otra casa antigua que hace esquina-
La calle es estrecha y es de una sola dirección. En gran parte de ella está prohibido aparcar, pero, con frecuencia, como ocurre en otras calles y plazas de la ciudad, se ven  muchos coches en ella, tanto de día como de noche.

No faltan coches en la calle, a pesar de ser bastante estrecha.