miércoles, 8 de mayo de 2013

Artesano jubilado: Sixto Rodríguez, de Coomonte de la Vega.


 
Sixto trabajando en una de sus pequeñas máquinas.
                        Es natural de Coomonte de la Vega y allí ha vivido y trabajado siempre, excepto cuando tuvo que irse para cumplir el servicio militar, y tres meses que estuvo en Benavente trabajando en la fragua de Francisco Calvete, en donde aprendió algo del oficio de herrero. Bueno, también lo aprendió, según me dice, con el herrero de su pueblo, Ángel Rubio, de quien heredó la herrería.
            Alternó este oficio con el de carpintero. Y es que fueron tantas las llantas que hizo y otras piezas de hierro para los carros, que terminó dedicándose también a la madera. La verdad es que ambos, carpintero y herrero, eran ejercidos muchas veces por la misma persona, o los dos solían tener mucha relación por necesitarse mutuamente en el trabajo.
            Empezó por su cuenta, a los 23 años, como herrero y herrador del pueblo, y así estuvo durante 8 años. Pero llegó un momento en el que era difícil vivir solamente de ello y decidió dedicarse a cultivar las fincas de su propiedad. Por lo tanto, a los  oficios citados hay que añadir el de agricultor, como sus antepasados y familiares.   
Sus hijos trabajan ya fuera del pueblo y aunque le ayudaron en la herrería y en las tareas del campo, ninguno de ellos decidió dedicarse plenamente a estas labores. Me habla de un nieto, que tiene afición, pues ya hace de soldador y otros trabajos con el hierro.
            Sixto tiene, desde que se jubiló, a los 65 años, se dedica a hacer máquinas, herramientas y otros objetos en miniatura, relacionados con la agricultura y con la vida en el campo. Y las hace de hierro, como buen herrero, aunque también utilice la madera, pues como hemos dicho también se le daba bien lo de carpintero.

Varios tipos de arados en miniatura.
Antigua máquina de segar cereales, junto a otras herramientas para la agricultura.
            De hecho, en el camino hacia Alija del Infantado, en una nave de su propiedad, conserva la fragua en buen estado y tiene también allí el banco de carpintero con el gato, y una mesa metálica con tornillo y otros artilugios, que le sirven también para trabajar en sus miniaturas. Cuando lo veo, estaba haciendo fuelles de no más de 8 o 10 cm. cada uno. Antes tuvo su taller en las calles La Fragua y La Bodegas y en una caseta junto a la ermita de San Marcos.
            Ni que decir tiene que los materiales que utiliza son fundamentalmente el hierro y la madera. El primero lo obtiene de chapas y otros restos, de diverso grosor, que le proporcionan algunos amigos que tienen talleres metálicos en el pueblo, o en Benavente. No necesita grandes piezas, sino que se arregla con los restos de piezas o de chapas, casi siempre de desecho, que él reduce con sus herramientas y manipula con sus manos artesanas, hasta conseguir sus miniaturas.  

Sobre una mesa gran parte de las máquinas y herramientas que ha realizado.
            La madera que más utiliza es la de haya. La conoce muy bien y la recoge de piezas de muebles antiguos, que se han deteriorado o de tablas que la gente le proporciona. Con poca tiene bastante para muchas máquinas, pues las piezas que usa son muy pequeñas. También se sirve de la madera del nogal y de la encina. Mientras más dura sea, mejor para lo que él hace.
            Y luego usa tirafondos, tornillos, puntas y a veces algún alambre.
            Herramientas no muchas. El taladro, la sierra de hierro y la lima son imprescindibles para él. Tiene otras, pero prácticamente no las utiliza. Hablando de herramientas aprovecha para contarme cómo hace los engranes. Por pequeños que sean, se sirve solamente de la sierra, la lima y el compás. En una ocasión dice que se pasó un montón de horas con unos, hasta que le salieron bien. Y es que una de las cosas más originales y admiradas de las máquinas de Sixto es su movilidad, su funcionamiento, lo mismo que si fuesen de verdad. En esto, los engranes juegan un papel fundamental.
            Nadie le ha dicho cómo se hacen estas cosas, o como dice él, -estas tonterías que me dio por hacer desde que me jubilé. Le digo que de tonterías nada, pues hay que saber hacerlas. Prueba de ello es que no son tantos los que las hacen y menos con tanta perfección. Veo que tiene por allí un grueso libro en el que se habla sobre útiles y máquinas del agricultor y que tiene fotos y dibujos de las mismas. Es de suponer que algo de ayuda le habrá aportado. Además siempre trabaja con modelos reales que tiene delante, incluso a veces trae al taller algún arado, carro o máquina para que, teniéndolo cerca, le salga mejor su miniatura. Algunos de los originales se hicieron en Benavente, como la máquina de limpiar, que se fabricaba en los talleres Francisco Cadenas, existentes en dicha ciudad. Otras veces se desplaza a algún lugar para ver la pieza que va a hacer, y allí, a su modo, hace un dibujo que le ayuda a la hora de la reproducción. No le gusta hacer fotos, pues, según él, en ellas no se ven con claridad los detalles.
            Su conocimiento de la agricultura y su experiencia serían suficientes, pero no se fía, es muy perfeccionista, quiere servirse del modelo, para que todo le quede bien.
            Ya hemos dicho que lo más original y novedoso de sus arados, máquinas y demás piezas en miniatura es la movilidad, se mueven todos del mismo modo que lo hacen los originales. Se ha propuesto hacerlo así, aunque le cueste más tiempo, sobre todo en la preparación de los engranes.
En unas mesas del desván de su casa tiene su colección de miniaturas entre las que queremos destacar principalmente las piezas de hierro: gran variedad de arados de viñas y de tierras, grada de discos, máquina para sacar remolacha, sembradora de abonos, rodillo, rastro de apañar alfalfa, etc. En otros objetos ha tenido que utilizar también madera: máquinas de segar y de limpiar, torno, banco de carpintero, varios carros, etc. Y otros muchos relacionados con la agricultura y el trabajo de la huerta: maquinaria para el cultivo y recolección del lino, norias, cigüeñales, etc
A Sixto le gusta contemplar su obra de vez en cuando. Tampoco le desagrada que otros la conozcan. Ya la han visto en Coomonte, su pueblo, en Alcubilla de Nogales y hace unos años, durante la celebración de la Femag (Feria de Maquinaria Agrícola) estuvo expuesta en Benavente, en el mismo recinto ferial. No tiene inconveniente en participar en una exposición colectiva con otros miniaturistas de Los Valles.
 Sixto pertenece a ese grupo de jubilados que hay en Castilla y León que optan por seguir trabajando en cosas parecidas a lo que siempre hicieron, aunque sea a tamaño reducido, y para su satisfacción personal, no para la venta.  Respecto a esto dice que jamás venderá una de sus máquinas, pues son muchas horas y mucha dedicación a cada una de ellas, y las valora enormemente. Ha preferido esto a los viajes, balnearios u otras actividades que, como jubilado se le ofrecen. Con esto se entretiene y disfruta de ello, junto con su familia. Al hacer lo que hace, nos da muestras de gran talento y de estar en plena actividad mental y manual.
            En Coomonte de la Vega he conocido otras personas, también jubiladas, algunas ya fallecidas, que trabajan la madera, como Alfredo García, Romualdo Mayo, Antonio el zapatero y Evencio, que hacen principalmente bastones, aunque éste último se dedica más a las esculturas, entre las que tiene  algunas de gran tamaño. Queremos recordarlos a todos en la persona de su paisano Sixto Rodríguez, el herrero de las miniaturas.