miércoles, 15 de mayo de 2013

Palomares en San Román del Valle.




Dos palomares juntos, cerca del antiguo Convento de San Francisco.
San Román es uno de los pueblos del valle del Reguero, popularmente conocido como Ahogaborricos, que  está situado en una pequeña ladera del valle, mirando hacia el oeste. Allí en medio de la misma se encuentran las ruinas, o lo que se mantiene en pie, del antiguo convento de san Francisco. Lugar muy bien elegido por los religiosos para vivir y cultivar sus huertos y las tierras que lo rodean. Más cerca del valle, y no lejos del arroyo, ni del mismo convento o del pueblo,  podemos ver varios  palomares, unos en ruinas y otros que han sido restaurados o reformados. Por supuesto que hubo algunos más, pero ya han desaparecido.
El paisaje, desde la cima es digno de contemplar y más en plena primavera, cuando los campos sembrados muestran su verdor y las flores adornan sendas y caminos.  A lo lejos se divisan varios pueblos situados a la vera del arroyo, destacando sus torres en medio del caserío. Y ya más cerca, a la derecha,  el pueblo de san Román con muchas de sus viviendas, aún del color de la tierra con la que fueron antiguamente construidas. Y se mantienen así, con las debidas reparaciones,  siendo un testimonio evidente de la forma de construir y de vivir en el pasado.
En las tierras que hay frente al convento, y no lejos del el valle y del pueblo, vemos varios palomares, algunos agrupados de dos en dos, como perteneciendo a  hermanos de la misma familia. Algunos en buen estado por haber sido reconstruidos, aunque con ladrillos o cemento y no con tapial o adobe, como lo hicieron  antiguamente. Otros en estado casi ruinoso, pero que siguen en activo, con sus palomas y pichones.  De algunos, ya desaparecidos, solamente queda restos de tierra en el lugar en el que estaban construidos.

Otros dos de forma rectnagular y con adornos y patio interior.

De estos dos juntos uno de ellos en ruinas.

Ente estos dos hay un pequeño espacio para el cuidado de sus paredes.


Cuadrado y con patio interior.
Cuadrado y con doble tejado.
Rectangular, con un solo tejado, hacia el este, pero en ruinas.
Rectangular, de tapial, con una sola puerta y adornos en mal estado.
Rectangular, con dos puertas, patio interior y adornos con ladrillos.
Hay también varios junto a las casas del mismo pueblo o en el patio de las mismas. Señal evidente de que el palomar, con sus pichones y palomas, también contribuía a la economía familiar, formando parte de la alimentación en el hogar. El estar cerca, o en el patio o corral de las casas, facilitaba un mejor cuidado y atención, a la hora de la alimentación de las palomas y limpieza del mismo palomar. Y si tampoco el huerto o huerta se encontraban lejos se beneficiaban del palomar, al recibir su tierra la palomina, excelente abono para casi todas las plantas.

Palomar en el patio de una casa. Rectangular y con pináculos en las esquinas.
Palomar junto a otra casa del pueblo con tejado y troneras hacia el este.
Otro palomar situado cerca  del pueblo con curiosos adornos sobre el tejado.
A las afueras del pueblo, rodeado de árboles y algo ruinoso.
Palomar en evidente estado de ruina. Interior y adornos junto al tejado.
La existencia de los palomares es ya un recuerdo en aquellos pueblos en los que han desaparecido. Pero en los que aún existen siguen siendo una ocupación más o un  trabajo diario para el agricultor o ganadero, que le puede generar algún beneficio.  Además su peculiar arquitectura sigue llamando la atención a muchas personas, que están luchando por su mantenimiento y protección. En la provincia de Zamora y concretamente en los Valles de Benavente todavía podemos ver muchos palomares, como los que han aparecido ya en este blog. Seguiremos haciéndolo en lo sucesivo, para que quede constancia de los mismos y para que propietarios hagan lo posible por su mantenimiento.