jueves, 5 de diciembre de 2013

Artesano Jubilado: José Antonio Román, de Colinas de Trasmonte.



He podido comprobar que, muchas personas, ya antes de jubilarse, tienen más o menos pensado lo que van a hacer, o cómo van a pasar algunas de las horas que ocupaban su trabajo, oficio o profesión. Se oye con frecuencia decir: “yo cuando me jubile me dedicaré a…”. Y se citan multitud de actividades: unos dicen que a pasear, viajar, dedicarse  a la huerta o al jardín; otros a leer, escribir, pintar, etc.; algunos a ejercer en lo posible el oficio o trabajo que vieron y practicaron de pequeños con sus mayores, padres o abuelos; hay muchos, como estamos viendo, que emplean gran parte del tiempo a reproducir en miniatura los  útiles que manejaron, o con los que trabajaron, o los que vieron hacer a otros en sus oficios, etc.
Algunos pasan horas jugando a las cartas u otros juegos de mesa, o visitando todos los días, junto con los amigos, bares y otros locales de distracción y entretenimiento. Los hay que prefieren escribir y contar a los demás lo que otros hacen y mostrarlo a través de fotografías. Como se dice y se ve  “cada persona es un mundo”, dispone y goza de libertad para elegir, y por supuesto también del respeto de los demás en su elección. Incluso alguno dice: “yo a nada, solamente a descansar”. Cosa difícil ésta, pues hacer nada también es hacer algo.
Estoy seguro de que a José Antonio Román le ocurrió algo parecido. Cuando se jubiló hace ya 11 años  (lo visité en el 2009 y tenía ya 71) pensó siempre dedicarse a algo que le sirviese de distracción, entretenimiento y también, en cierto modo, algo que fuese útil para su casa y para su familia. No se veía él, ni quería estar todo el día de paseo por la calle o a la solana, y tampoco sentado en el bar del pueblo más horas de las necesarias. Por eso aprovechando que  conocía y recordaba desde pequeño el oficio de su padre que era carpintero, y como heredó gran parte de las  herramientas que  manejaba, se puso a trabajar la madera. Y en ello ha pasado y pasa muchos ratos, haciendo algunos muebles para su casa, armarios, estanterías y también alguna mesa, como la que tiene en un cobertizo del patio de su casa en Colinas de Trasmonte
Explicando cómo se prepara la cimbra.
Cimbras ya preparadas para construir los arcos.
Pero su otra afición o dedicación de jubilado, desde hace unos años, más que la carpintería es la albañilería, construir en piedra o ladrillo, bien como adorno, o bien haciendo algunas dependencias en el patio de su casa y de las que se sirve y utiliza: invernadero, caseta para el perro, barbacoa, etc. Últimamente le satisface más y como que se sintiese más capacitado para ello. En esto sí la práctica ha sido su mejor aprendizaje, después de viajar y ver edificios o monumentos de estilos diversos. Toda su sabiduría procede de la contemplación y de lo que a él se le ocurre, cuando comienza a  hacer alguna obra.
José Antonio nació en Santa Croya de Tera. Allí fue a la escuela los primeros años hasta que, como muchos otros niños en aquella época (década de 1940 y 1950), ingresó en el Colegio de los Padres Agustinos Filipinos de Valencia de Don Juan. Cuatro años de Humanidades en Valencia de Don Juan y tres de Filosofía en el Colegio de Becerril de Campos.
Al dejar los agustinos, (eran muchos los que no seguían para sacerdotes o religiosos), convalida sus estudios eclesiásticos y hace Magisterio por libre. Ya maestro de Enseñanza Primaria ingresó en el Cuerpo por oposición en el año 1959, siendo su primer destino Almaraz de Duero, en 1960. Pero al año siguiente le tocó cumplir el servicio militar y lo hizo nada menos que en Ifni, colonia española no exenta de conflictos, incluso en aquella época. Terminada la mili le envían, como maestro, a Valdefuentes de Sangusín, en la provincia de Salamanca, y al año siguiente, ya por concurso de traslados, le adjudican Santibáñez de Vidriales, en donde ha estado ejerciendo hasta cumplir los 60 años en que se acogió a la jubilación anticipada, que figuraba en la LOGSE (Ley Orgánica General del Sistema Educativo).
Aunque nació y pasó su infancia y parte de su juventud en Santa Croya, cuando tenía 28 años se casó en Colinas de Transmonte y desde entonces ha vivido allí casi todos sus años de profesión (viajando diariamente al colegio de Santibáñez), y aquí sigue viviendo sus años de jubilado. Me comenta que su padre estuvo algún tiempo en Colinas aprendiendo con el carpintero del pueblo a fabricar las ruedas de los carros o algunas de sus partes, para hacerlas luego en su propio taller de Santa Croya. De ahí que ya hubiese habido con anterioridad alguna relación con el pueblo.
Respecto a la incógnita de qué hacer de jubilado, José Antonio opta en principio, además de hacer algún viaje o pasear con los amigos, por aprovechar sus conocimientos relacionados con la madera. Además, como ya he dicho, cuenta con muchas herramientas, aunque casi todas manuales, heredadas de su padre carpintero y que él conoce y maneja muy bien: dos azuelas con una mango muy bien hecho, (“ésta es la que me dejaba mi padre para trabajar”, dice él al coger una de ellas en su mano),  cepillos variados, berbiquí, escofinas de madera y de hierro, instrumentos para tornear, etc. Hasta tiene por allí unas tenazas de fragua. Y es que casi todos los carpinteros, y más los que hacían carros, necesitaban una fragua y hacer de herreros para la preparación y colocación de algunas piezas, sobre todo en las ruedas.

Dos azuelas y otras herramientas, heredadas de su padre carpintero.
Pero, como ya he dicho, José Antonio fue dejando la madera y desde hace unos años se dedica más a la albañilería:
Cuando salgo de viaje por ahí, me gusta ver los paisajes, y también los edificios antiguos, de ladrillo, y mucho más los que están construidos en piedra. Los detalles que he visto me han dado la idea para ir reproduciendo, como yo se y puedo, algunas de esas construcciones. Y esto si que no me lo ha enseñado nadie, añade él.    
Entre ellas destacan: El invernadero, de ladrillo, que tiene en el interior estanterías para colocar las plantas y que no se hielen durante el invierno; la barbacoa, de piedra, que se utiliza sobre todo en el verano; la caseta del perro, también de piedra, en donde el animal está cómodo y protegido del mal tiempo; un cobertizo que cubre gran parte del patio, junto a la barbacoa, etc.

Estanterías pa ra colocar los tiestos en el invernadero.
Caseta para su perro de caza.
Barbacoa construida también  por José Román.
Llaman la atención unos arcos de ladrillo sobre una pared del mismo patio, que, aunque sirven de adorno más que de otra cosa, demuestran su ingenio para saber hacer bien las cosas. De hecho él mismo hizo las cimbras de madera, que le permiten colocar con exactitud los ladrillos. De todo ello da cuenta y lo explica a su modo, y no difiere mucho de cómo lo hacían o hacen los profesionales.

Arcos de ladrillo sobre una pared del patio de su casa.
Pequeño arco, uno de sus últimos trabajos.

En el patio de casa hizo también esta construcción a modo de cobertizo.
Cuando lo visité tenía entre manos otro pequeño local, cuyo arco ya había preparado, y en el que pensaba colocar una mesa que iba a ser  una rueda de carro, debidamente acomodada.
Para sus trabajos de construcción se sirve de ladrillos, a poder ser macizos, cemento, y piedra de distintas clases, muchas veces restos o piezas sobrantes que le proporcionan en canteras o marmolerías y que trae casi siempre en su propio coche. Y como herramientas tiene suficiente con la paleta para colocar los ladrillos y el radial para cortar algunas piedras.    
            Un jubilado más de esta comarca que, con afición, voluntad y no sin esfuerzo, hace cosas útiles y que a él le sirven de entretenimiento y le ocupan parte de  sus ratos libres.