jueves, 5 de febrero de 2015

Fuente de San Miguel del Esla


“Para mí es la mejor de todas, pues  en calidad, buen sabor y frescor, supera  a todas las que hay en los pueblos próximos como San Colomba de las Carabias y San Cristóbal de Entreviñas. Lo que pasa es que aquí se hizo el sondeo y no se preocuparon de construir una infraestructura exterior por la que saliesen los caños y hubiese acceso fácil a ellos para coger el agua. Pero los del pueblo nos arreglamos bien, aunque tengamos que agacharnos”.

La fuente dispone de un solso caño.
Esto me dice uno de los pocos vecinos con los que cuenta el pueblo, pues tan sólo viven en él no más 30 personas, dedicadas fundamentalmente a la agricultura y la ganadería. Es seguramente uno de los pueblos con menor población de los situados al norte de esta provincia de Zamora. Y esto porque Lordemanos, a poco más de un kilómetro de este, y con tres o cuatro familias solamente, pertenece ya a la provincia de León. 
En San Miguel del Esla se respira, sin duda alguna, tranquilidad y silencio, pero también se puede beber buena agua en la fuente del pozo artesiano, ya con muchos años, que se encuentra a las afueras del pueblo. Y hay algunas otras cosas, momentos, o días, a lo largo del año, que son más del agrado de los vecinos, y también de los visitantes, sobre todo aquellos que coinciden con la primavera y el verano, por lo del verdor de plantas y árboles, cánticos de aves u otros sonidos,  o los que coinciden con las fiestas o celebraciones, como el día de San Miguel, patrón del pueblo.
Se encuentra en medio de un prado, rodeado de chopos.
Hace años estuve el día en el que celebraban la fiesta, el 29 de septiembre. La pequeña iglesia se llenó de gente para asistir a la misa y después a la procesión por las calles del pueblo. Después de los actos religiosos había otras actividades durante el día, muy del agrado de todos los presentes.
La fuente de San Miguel del Esla, con un solo caño en la actualidad, sigue prestando un servicio no sólo a los vecinos del pueblo, sino también a todos los que allí se acerquen. Pero además de ir la fuente y probar su agradable agua, se puede ver la espadaña de su iglesia, único resto de la antigua iglesia destruida por un incendio.Y la misma iglesia con las nuevas reparaciones realizadas en ella.
También se pueden ver algunas de las pocas casas o construcciones de adobe o tapial, y revocadas de capacho, que todavía hay por allí. Y es que casi todos los vecinos han optado por renovar sus viviendas incluyendo las fachadas, que es lo que está a la vista de todos.
Espadaña, hace años.  A la derecha la sacristía con adobes.
Espadaña actual. Pared sacristia revestida con cemento.
Casas en la calle pricipal. En la imagen, en procesión por la fiesta.
En San Miguel del Esla hay muchas cosas de pequeño tamaño, como corresponde a su población, pues pequeña es su iglesia, hasta el punto de llamarla hasta hace poco tiempo capilla; pequeño el coro de la misma y algunas de las imágenes; pequeño es también su cementerio, pero bien cuidado por sus vecinos, los que viven todavía allí, que son quienes mejor saben valorar las pequeñas cosas.
Así se encontraba hace años la iglesia con el pórtico.
Situación actual, tras la remodelación sufrida.
Coro de la pequeña iglesia.
Una de las dos imágenes de San Miguel que hay en la iglesia.
Pequeña es también la Virgen del Rosario.

Dentro de la igleaia tienen bancos y algunos reclinatorios.
Y pequeño es también su cementerio, de acuerdo con la población.