domingo, 1 de marzo de 2015

Santa Cristina de la Polvorosa, el Pueblo de los Cucos.-2



Vista General del Pueblo. (Panoramio.com).
Escudo de Santa Cristina. Foto: J. A. Guerra.
La Abubilla.

Con anterioridad he publicado en este blog un reportaje sobre los apodos  o sobrenombres en Santa Cristina de la Polvorosa. Pudimos ver que eran muchas las personas del pueblo a las que, más en el pasado que en el presente, se las conocía, e incluso se las nombraba o llamaba, casi siempre, por dicho apodo o sobrenombre. Se consideraba normal hacerlo, aunque pudiera haber algunas excepciones.
Pero en Santa Cristina de la Polvorosa ocurre, como en algunas otras localidades, que el mismo pueblo, desde hace mucho tiempo, tiene un apodo o sobrenombre, pues se le conoce y denomina por muchos como el pueblo de los cucos, a lo cual hacíamos referencia también en la entrada anterior. Y se le sigue llamando así, por mucho que haya cambiado su forma de vida con el paso del tiempo, que los protagonistas de lo ocurrido hayan desaparecido, que sus montes de encinas se encuentren más alejados del pueblo, o que la localidad se haya transformado, siempre para mejor, lógicamente.
Sobre este tema he recibido alguna información de diversas personas nacidas en el pueblo, aunque algunas de ellas se encuentren o residan fuera por razones de trabajo o por otros motivos.
Una de ellas es Jesús Cases Ares, antiguo alumno mío en el Instituto León Felipe de Benavente. Actualmente ejerce de Profesor en una localidad asturiana. Tras leer mi reportaje sobre los apodos me cuenta algunas cosas más de la siguiente manera:
Se da la coincidencia de que mi madre, Antonia Ares Rodríguez es nieta de Domingo Rodríguez Manceñido… Del mismo modo son nietos de Domingo “el cuco” en Benavente todos los hijos de Leonardo Francisco Rodríguez (1901-1996), alias “Machuca”: Domingo y Demetria Rodríguez Casado.
Según me contó mi tía María, hija de Domingo Rodríguez Manceñido a su abuelo Francisco Rodríguez Majado (1840-1912) lo llamaban “el cuco”. Parece ser, según me dijo, que unos jovenzuelos capitalinos le quisieron dar gato por liebre y él, muy cuco, le dio la vuelta a la tortilla y se la dio con queso a ellos.
De Francisco Rodríguez Majado existen más ramas en Santa Cristina, una de ellas la de Francisco Sánchez Rodríguez, más conocido como Ismael, el cuco en el pueblo, que abrió en el año 1980 el restaurante El Cuco en la zona de la Estacada…
También me contaron que D. Ismael Rodríguez era de la familia de Domingo Rodríguez Manceñido. Sí que es verdad que fue famoso por su gran precocidad y por lo joven que cantó misa… Pero, según mi madre, terminó sus días en Málaga. Hermano o primo de D. Ismael fue Tomás Rodríguez, pintor autodidacta…
Respecto al nombre de Francisco me cuentan que en Santa Cristina de la Polvorosa, como en otras localidades, a los que tienen este nombre, además de conocerlos con el hipocorístico Paco o Paquito, se les llama también con el sobrenonbre, o si queremos, con el apodo de Cuco, KiKo o Farruco.
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Por otra parte José Antonio Guerra González, también  natural de Santa Cristina, y que ahora, ya jubilado, pasa sus días entre Benavente y su querido pueblo, al que visita casi todos los días, me ha enviado un escrito sobre el mismo tema. Amante, como nadie, de las fiestas y tradiciones, conoce muchas cosas del pasado e historia de su pueblo, sobre el que me cuenta, a su modo y según su parecer, cuál es el origen o la razón por la que se le denomina el “Pueblo de los Cucos”. 
“El pueblo, y la parte sur y oeste del mismo, se encuentran en una zona llana, valle y vega, entre el río Órbigo y el monte, zona que, antiguamente, estuvo casi toda ella poblada de encinas. Y esto hasta hace no mucho tiempo. Algunas incluso todavía se conservan cerca del pueblo gracias a sus propietarios. 
Encina solitaria junto al antiguo transformador, a las afueras del pueblo.
Encina en medio de una chopera en época invernal.
El agua cercana y la calidad de la tierra hacían que, además de las encinas, la frondosidad fuese abundante en todo este espacio.
A medida que los terrenos, casi todos propiedad del conde de Benavente, se fueron vendiendo, sus dueños  roturaron las tierras, arrancando las encinas y dejando el terreno acto para la siembra de otros productos. 
Un valle o vega de estas características era el mejor lugar e ideal para que un pájaro, el Cuco, acampara a sus anchas, pues era idóneo para su forma de vida.
Quienes, por esta parte occidental y desde los pueblos de la comarca, o desde otros lugares, se dirigían a Benavente para asistir a los mercados, o para otros asuntos, tenían que llegar hasta Santa Cristina y desde aquí, pasando en la antigua barca o sobre el puente, construido posteriormente sobre el río Órbigo,  a Benavente.
Todos estos viajeros, al bajar el monte y contemplar el valle o vega, lleno  de encinas y demás vegetación, comenzaban a ver bandadas de este precioso y peculiar pájaro, el Cuco. En ocasiones, coincidían con su canto mañanero, lo que les alegraba la mañana o contribuía a ello.



Frondosas encinas hasta hace poco tiempo, junto al pueblo. Fotos: J. A. Guerra.
Árboles y vegetación cerca del río Órbigo.
El Puu…Puu…Puu..., repetido por tantas aves producía un eco especial y a la vez espectacular. Por esto quienes se iban acercando al pueblo comenzaron a utilizar este dicho, que después se hizo más común: estamos llegando al pueblo de los cucos, pasamos por el pueblo de los cucos, o venimos o vamos al pueblo de los cucos… Y así quedó, como bautizado, el pueblo de Santa Cristina desde hace ya muchos años, si no siglos, como pueblo de los Cucos.
En el pueblo se comenzó a respetar y apreciar a este ave tan abundante y que tanta fama les estaba dando, por lo que, cuando alguien construía una vivienda, en el cerral del tejado, o en cualquier otra parte alta de la misma, colocaba en un extremo un trozo de teja invertido, para que el pájaro – cuco- se colocara y lanzara sus cánticos al viento. Ni que decir tiene que al otro extremo del cerral se colocaba la bandera de España.
Abubilla sobre el cerral de un tejado.
Los de avanzada edad recordamos muy bien aquellos despertares  primaverales al son  de monótono  canto de Puu…Puu…Puu…Y no lo podemos olvidar.
El pájaro al que todos llamábamos Cuco en Santa Cristina, como ocurría en muchos otros pueblos, realmente es la Abubilla, que sólo se parece en el canto al verdadero cuco que lo hace así: Cuu…Cuu…, Cuu… Cuu... 
Abubilla con su cresta erizada, en pleno canto.
De ahí el error. De hecho, en el escudo del pueblo está aclarado, y en él se representan muy bien la encina y la abubilla, junto con el puente y la torre de la iglesia”.

Escudo actual de Santa Cristina de la Polvorosa.