viernes, 17 de abril de 2015

La Veguilla: Pasado y Presente de la Fiesta


Se dice que todas las comparaciones son odiosas, pero a veces son necesarias, pues con ello se recuerda, e incluso se puede aprender algo nuevo en relación con el pasado, como puede ocurrir en este caso.
Hace días se celebraron en Benavente las Fiestas de la Virgen de la Vega, aquí conocida como Veguilla, fiesta considerada tradicional por muchas personas. Y tienen su razón a juzgar por su antigüedad manifiesta, con documentos que lo acreditan, y también por algunos de los actos, no todos, que durante estos días se celebran. A la Virgen de la Vega se la tiene por patrona de la ciudad y son varios los actos religiosos a ella dedicados y que, según el programa de 1930, no varían mucho en lo fundamental, respecto al momento actual. No han faltado el Tríduo ni la misa solemne y el sermón, ni la procesión con la imagen. Tampoco  el desfile cívico de autoridades y acompañantes hasta el Ayuntamiento, ni la Plaza Mayor llena de gente, ni el discurso del Sr. Alcalde concediendo el toro a las personas que llenaban la plaza y lo pedían con insistencia. En 1930, cuya copia del programa adjuntamos, eran cuatro los días de fiesta, pero destacaba  el día grande por la Diana Floreada, al amanecer, a cargo de la Banda Municipal, el reparto del Pan de la Veguilla y por supuesto la petición y concesión del toro en la Plaza Mayor, todo ello con sabor tradicional. Algunos de estos actos se siguen celebrando en la actualidad.
Programa de la Fiesta en el año 1930
Pero es evidente que, con el paso del tiempo, a lo que llamamos tradicional, o goza de esta  categoría, si no se le presta la debida atención, se desvirtúa y pierde su sentido. En este caso, respecto a la Veguilla, el pasado y la tradición se siguen respetando, en gran parte, al menos en los actos religiosos: Hay un Tríduo los días anteriores, misa y sermón con solemnidad en el día más importante, y por supuesto que también la procesión con la imagen por algunas calles, incluido su paso por la Plaza Mayor. A la Virgen la llevaban en sus andas y acompañaban los benaventanos.  Ahora son las peñas. Representantes de estas están presentes en algunos actos y con sus trajes, banderas y banderines, dan cierto colorido a la fiesta. También asisten a la misa y a la procesión las autoridades religiosas y civiles locales, algunas provinciales y muchas personas devotas de la ciudad.
En este día se reparte el Pan de la Veguilla, que lleva impresa la imagen de la Virgen y que muchos  acuden a recogerlo desde primeras horas de la mañana. Un acto tradicional que no se ha abandonado, sino que va a más cada año, porque los benaventanos quieren que sea así.
Pero lo más llamativo, tal vez, de esta fiesta es la petición multitudinaria del toro enmaromado en la Plaza Mayor. En esto sí que se notan cambios, a  juzgar por las fotografías de los años 50 o  60 y otras, que podemos ver aquí, algunas de las cuales hace que nos detengamos a pensar y recordar.
  En primer lugar por tradición era un solo toro lo que se pedía en principio, aunque después se introdujo lo del torito del alba. Pero ahora  se concede no uno sino  dos o tres, y además suele haber vacas, encierros de novillos, toros de cajón,  toros de fuego, caretones y otros juegos o entretenimientos,  con toro o sin él, dirigidos niños y mayores, con vista a cierto aprendizaje. He aquí algunas fotos antiguas relacionadas con la petición y concesión del toro. (Archivo CEB “Ledo del Pozo” y Grupo: No etres de Benavente si...).
De los años 50
En la foto anterior se ven tres pancartas dos de la misma peña, o grupos de aficionados que se juntaban para celebrar la fiesta. Aún no había llegado el apogeo de las peñas. Hay mucha gente en la plaza, algunos con traje y corbata, se nota que era fiesta. Es curioso, pero niños, jóvenes y mayores ocupan el centro de la plaza con respeto y atención.Al tratarse de fotos en blanco y negro todo se nos muestra muy distinto.
De 1962
En esta otra fotografía es curiosa la pancarta, algo parecido a un toro pintado y bajo su cabeza un mozo en el suelo. Toro en Benavente y Toro, toro y toro son las palabras que se siguen repitiendo constantemente, también hoy.  Hay personas también de todas las edades,  muchas de ellas  bien vestidas y aseadas, con su mirada hacia el balcón del Ayuntamiento, de donde procederá el sí al toro, por parte del Sr.Alcalde. Una nueva pancarta que dice: Los de Liska piden toro, y el dibujo del motor al lado…
Años 60
Aquí nos llama la atención la cantidad de hombres con corbata, incluso muchos niños y jóvenes. Y mujeres bien peinadas, algunas incluso con collares y joyas. Era fiesta tradicional e importante en la ciudad. Algunos cubren su cabeza con boinas, viseras, y sombreros…
Década de 1960
En esta son curiosas las dos pancartas que se ven. Son de una peña o grupo que dicen: La Peña la Grasa pide toro, y con pintura o dibujos del toro y de su carrera. En el centro de la plaza un espacio ajardinado respetado por todos.  La plaza está llena de gente de todas las edades, cosa impensable en la actualidad.
Década de 1970.
Esta foto es más actual, de los años 70. Era cuando en el centro de la plaza había un jardín con una palmera, a cuyo alrededor de colocaban para pedir el todo, pero después de pedirlo allí seguía la palmera. Todos miran al Ayuntamiento a la espera de alguna noticia.
Podemos ver también otras fotos antiguas de esta fiesta de la Veguilla y que figuran en el libro El Toro Enmaromado de Benavente. Memoria Gráfica de la Fiesta (siglo XX), cuya coordinación corrió a cargo de Alejandro Flórez.
Petición del Toro el día de la Veguilla. Año 1961.
Detalle de la fachada del Ayuntamiento durante la petición del Toro. Año 1960
Grupo de personas con gran pancarta, pidiendo el Toro. Años 60.
Vista de la Plaza Mayor durante la petición del Toro. Años 60.
Petición del Toro, año 1973. En primer término la Banda de Música.
Pidiendo el Toro, años 60.
Después de ver estas fotografías, si las comparamos con la actualidad, advertiremos  algunos cambios. Tal vez sean ahora más las personas que asisten a la petición del toro, muchos de ellos pertenecientes a las peñas oficiales y no oficiales que existen. Esto hace que el colorido y aspecto general sea más llamativo: Diversidad de trajes, banderas, estandartes, pancartas y otros objetos que contribuyen a ello. Pero poco a poco, desde hace unos años son los jóvenes quienes están ocupando el centro de la plaza, o gran parte de su espacio, pues debido al jolgorio, griterío y algarabía que preparan, los niños de corta edad y muchas otras personas se refugian en los alrededores de la Plaza, o se quedan en los soportales, para desde allí contemplar el espectáculo. Y cuando, en medio de  los gritos, voces, músicas ruidosas y otros efectos, se oye la voz del  Sr. Alcalde concediendo no un toro, sino dos toritos más para los días de las fiestas, todos los presentes aplauden y se congratulan, coreando también la palabra toro, toro, toro…(Las imágenes siguientes corresponden a la fiesta a partir del año 2010)
Pero la juventud presente en el centro de la plaza, se desborda gritando aún con más fuerza toro, toro, toro, al tiempo que saltan, bailan y lanzan al aire las botellas, botellines y botellones  cargados  con distintas bebidas que consumen continuamente. Hay incluso imágenes en las que se ve como si manasen fuentes de aguas de colores sobre sus cabezas. Y es que algunos desaprensivos tiran los líquidos sobre quienes les rodean, y que también caerán sobre el pavimento de la plaza. De ahí que, al finalizar el acto, la plaza esté llena de plásticos y de dichos líquidos.


Algunos forasteros se van de la plaza sorprendidos, no precisamente por lo de la petición del  toro, que no ha ido mal, sino por el final del acto con tanto ruido y sobre todo por las muchas botellas, botellines y botellones, de plástico, que han visto volar por encima de las personas que se encontraban en el lugar.
Y lo curioso del caso es que, tras la algarabía y ruido en la plaza, con botellas y vasos, la fiesta continúa en otras calles de la ciudad durante el resto de la mañana y parte de la tarde, con las mismas consecuencias y resultados. Todo esto no sucedía antes.
Para muchos a este espectáculo no se le puede llamar tradición por mucho que en algunos medios de información se haya escrito sobre la Veguilla como una fiesta muy tradicional, declarada incluso de Interés Turístico Regional. Ojalá que siga siendo considerada así, pero que no se olviden los organizadores de lo que implica y exige el respeto a la tradición y al legado que los antepasados han querido dejar y ofrecer a sus descendientes. Las fotos antiguas les pueden servir de testimonio. Y aunque los tiempos hayan cambiado e incluso la forma de divertirse, lo tradicional tiene otras exigencias, de lo contrario no lo podemos denominar así, para no apartarse demasiado de sus raíces y del pasado.