sábado, 5 de mayo de 2018

El ramo y la fiesta del Cristo de la Vera Cruz en Santa Cristina de la Polvorosa. Año 2008.




            Con la llegada del mes de mayo Santa Cristina de la Polvorosa, lo mismo que otros muchos pueblos de los Valles de Benavente, se viste de fiesta. Amanece el día uno con el mayo ya empinado por los quintos y quintas del año, dentro de un ritual totalmente festivo.
            Y este mismo día uno, por la tarde, en la iglesia, comienza la novena dedicada al Cristo de la Vera Cruz,  novena que concluirá el día 9 con la celebración de su fiesta. Desde el punto de vista religioso este será el día más importante, pues por la mañana se celebra misa solemne con sermón, (siempre eligieron buenos predicadores para este momento). Y por la tarde, tras el rezo del rosario, un grupo de mujeres canta y ofrece un ramo al Cristo, antes de salir en procesión por las calles del pueblo. De la organización de los actos, principalmente los religiosos, se encarga la cofradía.

            José Antonio Guerra, amante como nadie de los antiguos oficios, fiestas y tradiciones en general, pero con más razón de los de su pueblo, Santa Cristina, en donde ejerce de campanero, sacristán y otras afinidades, me informa sobre la cofradía y me cuenta cosas sobre el desarrollo de la fiesta.
            “La cofradía, dice, fue fundada en el año 1833 y al frente de ella está el abad, que cuenta con un cabildero, como ayudante. Este ejercerá de abad al año siguiente. En la actualidad hay un secretario y algunos vocales que se encargan sobre todo de la administración y tesorería. Somos casi 400 socios, no sólo de Santa Cristina, sino también de otros pueblos, como Benavente, que siempre estuvo muy ligado a esta fiesta. Se paga una cuota de 5 euros, pero se tienen otros ingresos procedentes de donaciones y principalmente de la mándida (manda) que entrega en el momento de la procesión todo el que quiera llevar al Cristo sobre sus hombros”.
Los cofrades, antiguamente más que ahora, tenían unas obligaciones, y también unos derechos: pago de la cuota; asistencia a los actos religiosos: novena, misa, rosario, canto del ramo y procesión; llevar colgado en el pecho un crucifijo de mayor o menor tamaño, como símbolo de pertenencia a la cofradía; cuando uno fallecía el abad le acompañaba con su vara y se le abonaban los gastos del tanatorio; también se nombraba a dos para que le hiciesen la sepultura y a cuatro para llevar el féretro hasta la iglesia; incluso tenían que ocuparse en la cofradía del enfermo que no tuviera familia; y el día de la fiesta todos estaban y están invitados a degustar roscas y pastas en casa del abad de turno, etc.
Hoy las cosas han cambiado algo, pero en la cofradía se mantienen actos como el participar el día de Jueves Santo llevando al Cristo en  la procesión, además de algunos de los citados anteriormente.
Uno de ellos, el canto y ofrecimiento del ramo. Corre a cargo de mujeres, jóvenes o mayores del pueblo, no necesariamente cofrades, que se encargan, no sólo de preparar y colocar en él las roscas y demás adornos, sino también de cantarlo y ofrecérselo al Cristo, una vez finalizado el rosario de este día 9 de mayo. Sobre el armazón de madera que ya tienen desde hace tiempo en la cofradía, colocan telas bordadas, roscas, muñecos de trapo, cintas de varios colores y flores. Las mujeres cantoras visten trajes regionales tradicionales y sobre sus hombros mantones de Manila.  Todo ello de gran vistosidad.


El texto escrito en verso, en romance popular, puede variar algo de un año a otro, pero no en lo esencial. Suele componerlo alguna persona del pueblo aficionada a la poesía. En Santa Cristina era la señora Felicitas, recientemente fallecida, quien se encargada de ello, y llamaba la atención por su sabiduría y prodigiosa memoria.
Una de las versiones compuesta por ella comenzaba así:

En esta iglesia queremos
hoy cantarles este Ramo
y con amor lo ofrecemos
a Cristo crucificado.

En el recorrido obligado por la vida de Cristo, en este caso de su Cristo, el de la Vera Cruz, en algunas estrofas se dice:

Cristo de la Vera Cruz
Tú naciste en un portal
para traernos la luz
el amor y la verdad.

En esa cruz te clavaron
de áspera y tosca madera
hecha con nuestros pecados,
con nuestras culpas y ofensas.

También hay referencias al día de la  fiesta, organizada por la cofradía, con el ofrecimiento del Ramo por parte de las jóvenes cantoras. Y nunca faltan las peticiones al Cristo y a la Virgen, y la bendición del sacerdote que preside los actos:

Cristo de la Vera Cruz,
aunque siempre te adoramos,
es tu fiesta, buen Jesús,
hoy día nueve de mayo.

Esta santa cofradía
del Cristo la Vera Cruz
no deja hacerse cenizas
el fuego de vuestra luz.

Nosotras de corazón
este Ramo te ofrecemos,
pedimos, Jesús, perdón,
y bendigas este pueblo.

Mozo que llevas el Ramo,
haz un poquito la venia
a Cristo crucificado
y a la Virgen Madre nuestra.

Todas con gran devoción
a Don Benjamín pedimos
que nos dé la bendición,
nosotras la recibimos.

            La Virgen, como madre de Cristo, tiene también su protagonismo, no podía ser de otra manera. Y en Santa Cristina le dedican y cantan una salve, cargada de bellos epítetos: Eres la Reina del cielo..., eres la blanca paloma..., eres tú perla brillante..., eres tú Virgen María... con la siguiente despedida al final:

Adiós, Madre del Amparo,
adiós, amado Jesús,
Cristo de la Vera Cruz
en ti todos confiamos.

Tras la bendición del sacerdote al Ramo, a sus cantoras y a todos los presentes, comienza la procesión, uno de los momentos más importantes y destacados de la fiesta. A la cruz y los ciriales sigue el portador del Ramo, el estandarte con la efigie del crucificado y el Cristo sobre las andas, que es portado por todas las personas que lo deseen, sean cofrades o no cofrades siempre que entreguen como donación una mándida (manda) como ya he dicho anteriormente. Esto hace que el acto se demore, pues son muchos los hombres y mujeres que participan.

Se inicia la procesión.
Un cofrade con la vara.

Al regresar a la iglesia y con el cántico: Victoria, tú reinarás, ¡Oh! Dios tú nos salvarás...., terminan los actos religiosos.
Solamente queda la subasta de las roscas del Ramo y de algunas más que han preparado las mismas cantoras. Con la recaudación obtenida se pagan los gastos y el remanente pasará a engrosar los fondos de la cofradía. Después, cofrades, vecinos y forasteros, se reúnen en el salón multiusos que tiene el Ayuntamiento para degustar las roscas del Cristo, pastas caseras, y tomar un refresco, en un ambiente relajado y de convivencia ente todos.
Subasta del Ramo en el salón de Usos Mútiples.
            Esta fiesta de Santa Cristina de la Polvorosa destaca no sólo por su antigüedad, sino también por el gran número de personas que acuden a ella, una parte de ellas de la ciudad de Benavente, debido a su cercanía.
            José Antonio Guerra me cuenta lo siguiente: Tenemos constancia de que allá por la década de 1960, en este día 9 de mayo se cerraba el comercio de Benavente, para que todo el que quisiera pudiera acudir al Cristo de Santa Cristina, al canto del Ramo y a la subasta de las roscas, que por entonces tenía más interés. Hoy ya son menos los asistentes, pero todavía el Cristo de Santa Cristina es recordado por muchos benaventanos al llegar el mes de mayo, acudan o no a la fiesta.
            Y es que los dos pueblos, por su cercanía, tuvieron siempre buena relación y deberán tenerla siempre y luchar juntos por conseguir infraestructuras industriales, sanitarias, educativas y culturales o de cualquier otro tipo que contribuyan al progreso de sus ciudadanos y de todas la comarca.


 Este reportaje forma parte de mi libro Valles de Benavente. Las fiestas de los Ramos. Editado por el Centro de Estudios Benaventanos "Ledo del Pozo" en el año 2008.